
La administración de Mara Lezama, en Quintana Roo plantea que los propios negocios turísticos, como hoteles o restaurantes, se conviertan en recaudadores de un nuevo impuesto para todos los turistas extranjeros desde el 2026 que reemplazaría los 525 pesos cobrados en las terminales aéreas, un mecanismo que muchos visitantes consideran poco transparente.
Clubes de playa, servicios de tours, transporte y arrendadoras de autos también acreditarían cada uno este cobro, lo cual ha generado indignación e inquietud entre por ejemplo pequeños hoteleros en Cancún ante “un visitante que ya siente que paga suficiente”, por restauranteros de Playa del Carmen que temen que sus empleados den explicaciones que no les corresponden.
Guías de turistas, según 24horas, también señalan que esto podría provocar discusiones y retrasos en los servicios, mientras en Tulum, por ejemplo, prestadores de servicios señalan que “el destino ya se percibe caro” y que este nuevo ajuste los pondría en más dificultades, en pleno protagonismo de México en Fitur en Madrid en enero con Sectur como patrocinador principal, como viene revelando REPORTUR.mx (Gran alarma en México al disparar la tasa de entrada al turista en 2026).
Como ejemplo, la entrada para extranjeros a la zona arqueológica de Tulum pasará de aproximadamente 100 pesos a alrededor de 210 pesos en 2026, un aumento superior al 100 por ciento, dos años después de que el impuesto al hospedaje aumentó del 3 por ciento al 5 por ciento en 2023, y que el destino viva un declive de clientes en los últimos tiempos, en parte a causa de los precios.
Así, el posible nuevo cobro ya inquieta entre quienes planean viajar en 2026, sobre si habrá cargos sorpresa, cómo se verificará el pago y qué pasará si un negocio exige comprobantes que el visitante no entiende, por lo que el impacto no quedará en los turistas, sino que se sentirá en quienes viven del turismo, en sus ingresos y en su capacidad para sostener empleos.
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