Las aerolíneas latinoamericanas han declarado la guerra a Brasil por su nueva legislación que permite el equipaje de mano gratuito en la cabina. En un encuentro que tuvo lugar en Lima, se opusieron a la postura del gobierno de Lula porque trasmite la idea de que buscan ganar dinero a toda costa, al tiempo que los mismos gobiernos pretenden exprimirlas económicamente con sus impuestos.
Algunos países, según las aerolíneas, sí son sensibles a la aviación, como los de Panamá, Ecuador o Guatemala. Otros, en cambio, persiguen el negocio sin tregua alguna. Perú, por ejemplo, ha creado una tasa para los pasajeros que cambian de avión en Lima, lo cual explica que aún no haya recuperado las cifras de viajeros de 2019, antes de la pandemia.
Pero la guerra frontal es contra Brasil. A quien las aerolíneas realmente critican es al gobierno de Lula. Porque Brasil está hoy tramitando una ley que obliga a las aerolíneas a no cobrar por el equipaje de mano, a no cobrar por la selección de asientos, a reservar dos asientos más por vuelo para los viajeros con discapacidades y prohíbe a las aerolíneas que cancelen los vuelos de retorno cuando el pasajero no haya volado el de ida.
No crea que sólo han sido las aerolíneas latinoamericanas las que se han movilizado, puesto que también la IATA, la organización mundial, ha cuestionado a Brasil por imponer “precios rígidos y restricciones operativas” tanto en vuelos locales como internacionales.
Dicen las aerolíneas que eso reducirá la eficiencia del sistema de transporte y que es un paso atrás porque limita la libertad de poner precios flexibles.
El portavoz de las aerolíneas advierte que “este es un paso atrás porque reintroduce la caduca normativa que dice que un modelo, el del precio completo, ha de satisfacer a todos, lo cual reduce la capacidad de muchos viajeros de volar porque no todos quieren elegir asiento y no todos quieren llevar maleta de mano, por la que sí todos han de pagar”.

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