viernes, 14 de octubre de 2016
Un pueblo abandonado a su suerte - Minerva Vitti
Los antirretrovirales se quedan en Tucupita, la capital del estado Delta Amacuro, ubicada a 11 horas de las comunidades indígenas afectadas por la epidemia de VIH. El Estado está presente solo en costoso material POP, y de vez en cuando, en giras que más bien parecen turísticas
Lea la primera, segunda y tercera entrega de este trabajo periodístico: Una epidemia de sida esta diezmando a los warao , Viaje al fondo de una etnia enferma y El VIH trasmutó hasta los matrimonios warao
No es solo contraer la cepa mortal del VIH-Sida y vivir a la vera de los caños que forman el delta del río Orinoco en el estado Delta Amacuro. El estado no tiene la infraestructura para entregar el tratamiento a los pacientes. Tampoco hay muchos médicos que los atiendan. Cuando la persona sale positivo en las pruebas debe acudir al Hospital Luis Razzeti, en Tucupita, para ser atendido por el infectólogo que asiste dos jueves al mes. El infectólogo es de Maturín, capital del estado Monagas que se encuentra a unas tres horas de Tucupita; y también atiende en Puerto Ordaz, estado Bolívar.
Zenaida Matteus, coordinadora de enfermería del Programa ITS/VIH en Delta Amacuro, cuenta que antes la Dirección Regional de Salud les daba estadía de una semana a estas personas para que asistieran a la consulta y que a veces los alojaban en un ala del hospital. Ahora esto no funciona y cuando vienen tienen que quedarse con familiares o amistades.
Los antirretrovirales, que se entregan a la población de forma gratuita, llegan desde Caracas a Tucupita los quince de cada mes y que generalmente hay una buena dotación del medicamento.
Pero donde existe la falla mortal es en la distribución. "Realmente nosotros le prestamos atención al que viene porque ni siquiera contamos con vehículo para ir al hospital. Usted sabe El Cierre, donde está la venta de comida, bueno de Volcán viniendo a Tucupita hay unas casas indígenas y nosotros no hemos ido para allá y es aquí mismo. Entonces realmente no se está haciendo el trabajo que se debe hacer", denuncia la doctora Mar Medina, coordinadora del Programa Nacional de ITS/VIH.
No hay embarcaciones para distribuir el tratamiento en las comunidades del bajo delta. A finales de noviembre de 2014 Medina y su equipo en el puerto de Volcán desde las seis de la mañana. Se suponían que ya las lanchas estaban preparadas pero a las once de la mañana le dijeron que el motor no arrancaba. La doctora rememora el momento:
—Pero cómo si hace tres días estaba todo bien.
—Bueno doctora si se quiere ir con un motor.
—¡Cómo! ¿Pero tú eres loco? ¿Con qué me auxilio después si se me apaga el motor?".
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