viernes, 20 de septiembre de 2013

Turismo chévere / Mar de Leva / Luis Eduardo Rodriguez

Al inefable titular de Min –PoPo- Turismo en un infortunado alarde de falta de creatividad no se le ocurrió otra cosa más infeliz que bautizar a la actividad turística venezolana como “chévere”, intentando esconder detrás de un eslogan tan banal el terrible deterioro que ha sufrido la actividad en estos últimos años de pesadilla roja.

Al inefable titular de Min –PoPo- Turismo en un infortunado alarde de falta de creatividad no se le ocurrió otra cosa más infeliz que bautizar a la actividad turística venezolana como “chévere”, intentando esconder detrás de un eslogan tan banal el terrible deterioro que ha sufrido la actividad en estos últimos años de pesadilla roja.

Chévere, según el Diccionario del habla venezolano, se define como: “Un coloquio aplicado a una cosa, persona o situación buena, excelente o agradable”. Pues bien, lamentamos tener que desdecir y refutar -con hechos y cifras- tan demagógica opinión. La actividad turística en el país y muy particularmente en nuestra Isla está muy lejos de ser chévere.

¿Qué tiene de chévere que la inseguridad atente contra nuestros visitantes y veamos cómo matan a un turista colombiano delante de su esposa e hijo, cómo asaltan una posada con 30 huéspedes dentro o cómo asesinan a un navegante holandés que antes de encontrar la muerte en un putrefacto charco mal llamado marina deportiva Concorde había visitado 64 puertos sin problemas de seguridad?

¿Qué puede tener de chévere que los retrasos de las líneas aéreas alcancen hasta 16 horas, que la flota aérea sea la más antigua y peligrosa de América Latina, que la luz se vaya en todo el país en todo momento, llegándose a casos como en la población turística de Ocumare de la Costa, por tres días; que las playas estén sucias, abandonadas y contaminadas, que la basura abunde en calles y avenidas o que la oferta de ferry y avión para venir a Margarita sea cada día peor?

Chévere pudo haber sido Canaima o Los Roques si se hubiese continuado con los planes de expansión de baja carga y desarrollo controlado que se habían previsto, pero hoy, ambos destinos están en el último estado del abandono y el deterioro y, para colmo, pretenden también destruir la isla de La Tortuga, Patrimonio Ecológico de la Humanidad.

¿Es acaso chévere viajar por carretera cuando las vías están en el último estado?, si te detienes, te asaltan, racionan la gasolina en Táchira y Zulia, los baños públicos son un asco y la mayoría de los comederos deja mucho que desear por su manifiesta insalubridad.

En el Aeropuerto Internacional se roban y violan los equipajes a diario, violentan vehículos, cambian dólares por bolívares falsos y los encargados de la seguridad están más pendientes de estafar a turistas incautos. En el Teleférico de Caracas, turistas de otros países pagan más (Bs 100) que los nacionales (Bs 65).

Qué turismo puede ser chévere cuando el Informe Global de Competitividad Turística 2013 del Foro Económico Mundial, entre 148 países, estudiados arroja los siguientes indicadores para Venezuela: Calidad de la Infraestructura, puesto 137, Calidad en carreteras 128, Calidad en Infraestructura de Transporte Aéreo 135, Calidad de Suministro Eléctrico 142, sientos de avión disponibles (Km /semanas) 55 El resultado final es que ocupamos la casilla 134, solo superados por Haití. Chévere, ¿verdad?

Al final, la cosa no pasa de ser un infeliz eslogan para ocultar y encubrir una triste realidad. ¿Quién se atreve a negarlo? Aceptar la realidad es buena consejera para avanzar.

Fuente: http://www.elsoldemargarita.com.ve/