Publican los medios de comunicación, también Preferente, por supuesto, que el secretario general de la Organización Mundial del Turismo, hoy denominada UN Tourism, envió una carta al presidente de Aena para que los aeropuertos españoles emplearan una determinada empresa para los controles de PCR en nuestras terminales durante el Covid. La empresa estaba vinculada con la trama de Aldama y Koldo, el caso de corrupción que investiga la Justicia y en el que también está implicada Air Europa y su propiedad (PCR de Barajas: el secretario de la OMT se volcó con Koldo y Aldama).
Ahora vemos que la OMT no era inútil como pensábamos: ¡qué puede ser más importante en un mundo con el turismo paralizado por una pandemia, que cuál es la empresa que hace las pruebas PCR en España!
Miren que el mundo es grande, pero la OMT estaba preocupada por la empresa de Aldama y Koldo. Miren que la crisis turística generada por el Covid era profunda y de final indeterminado, pero el secretario de la OMT iba a lo suyo, que era quién hacía las pruebas PCR en los aeropuertos españoles.
Si a eso le sumamos que lo que realmente lleva a cabo la OMT son acciones absolutamente ridículas, en las que se habla de la sostenibilidad y otras cuestiones importantes pero que hoy no significan más que una etiqueta de marketing, vemos por qué el modelo es inservible. Y corrupto, si por ello al menos entendemos que no sirve para los fines que en justicia tendría que cumplir.
Lo normal es que países irrelevantes aparezcan de pronto en la agenda de la OMT como los grandes modelos de futuro, porque aparentemente alguien está comprando titulares de periódico, proyección pública, a cambio de, al menos, compadreo, al máximo corrupción.
El secretario general de la OMT apoyó a Aldama como cónsul de Georgia y estaba vinculado a Koldo, Ábalos, Hidalgo y Begoña.
Así estamos.
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