A Portugal llegué casi por casualidad, era verano y estaba en Madrid con la idea de hacer un viaje corto hacia alguno de los países de la Unión Europea, diferente a los que ya había estado, por lo que en una agencia de viajes nos recomendaron Portugal como una buena opción y a pesar que no es un destino tan promocionado, me embarque en esa aventura.
Lisboa la Ciudad del Fado, los Pasteles de Nata, la Torre de Belén y mucho más...
A las orillas del río Tajo se extiende una de las ciudades más antiguas de Europa, Lisboa, la capital de Portugal.
En Lisboa encontrarás edificaciones y monumentos espectaculares, una excelente gastronomía y un centro histórico que seguro te dejará con ganas de conocer más.
Un buen lugar para iniciar tu recorrido es la Plaza de Comercio en la que originalmente se encontraba el palacio real que fue destruido por un terremoto en el año 1755, posteriormente fue reconstruida. Se trata de una plaza enorme a orillas del río que hoy alberga algunos edificios gubernamentales, restaurantes y es un centro neurálgico para el transporte de la ciudad; allí podrás caminar llegando hasta las escaleras que dan al río y admirar el imponente espacio en el que se puede adivinar la historia del país desde que era una monarquía con el asesinato del rey Carlos I y su heredero, hasta las celebraciones de la fiesta de fin de año, pasando por la revolucion de los claveles.
Hacia el suroeste, bastante cerca de la plaza de Comercio, encontrarás, otros de los lugares icónicos para visitar en la capital lusitana, la Torre de Belém. Esta edificación es una antigua construcción militar situada en la desembocadura del río Tajo, en el barrio de Santa María de Belém, que tuvo gran importancia en la era del descubrimiento, ya que sirvió como fortaleza y como puerto desde donde partieron los exploradores portugueses, posteriormente se utilizó como prisión, como faro y también como centro de recaudación de impuestos para ingresar en la ciudad.
Es posible caminar por la zona y muy cerca encontrarás el Monasterio de los Jerónimos, que junto con la Torre de Belem fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1983. El monumento a los descubrimientos se encuentra a escasos metros de la Torre de Belem y se construyó como homenaje a los grandes navegantes del siglo XV, que se adentraron en los mares creando las rutas que llevarían a Portugal a convertirse en una potencia marítima de la época. Todo el complejo es hermoso y vale la pena dedicarle tiempo a recorrerlo. No puedes dejar de visitar muy cerca del Monasterio la confitería Pasteis de Belem N 84, donde tendrás que hacer cola pero no te arrepentirás. Mientras esperas para entrar en la confitería podrás ver parte del proceso de fabricación de los pasteles que además son deliciosos y recién hechos con un buen café, más aún, es un plan perfecto para terminar la visita por ese lado de la ciudad.
No has estado en Lisboa sino te montas en un tranvía; la línea 28 es la recomendada para los turistas ya que te permitirá llegar hasta los lugares en los que la ciudad ofrece las vistas más hermosas desde los espectaculares miradores o puedes subir desde el barrio de la Baixa hasta el Chiado en el Elevador de Santa Justa, que es un ascensor de hierro construido entre 1900 y 1902 cuya estructura te hace recordar el estilo de construcción de la Torre Eiffel. Este elevador une los dos barrios y además de resultar divertido, al menos para mi, fue toda una experiencia subir de una calle a otra en un ascensor antiguo, pude disfrutar de una de las más hermosas vistas que Lisboa ofrece.
Una experiencia que vale la pena disfrutar estando en Lisboa, es escuchar fado en alguna taberna de barrio y aunque en su momento no lo pude disfrutar tal cual la panifiqué, Lisboa me sorprendió regalándome un concierto en el Museo del Fado, con lo que además de tener la oportunidad de escuchar esta hermosa música cargada de melancolía que toca el corazón con su cadencia pausada y triste, pude conocer acerca de su historia y apreciar las distintas colecciones de material relacionado con el fado: periódicos, partituras, instrumentos, trajes etc.
Sintra y sus Hermosos Castillos
Si de lugares mágicos se trata, a 25 km de Lisboa se encuentra Sintra, una pequeña ciudad de calles empedradas y pequeños restaurantes románticos, situada en un parque natural, es uno de los lugares imprescindibles para visitar en Portugal. En esta ciudad te enamorarás de El Palacio da Pena, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995. Este castillo fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el sigo XIX, siendo una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XIX, con sus múltiples colores y decoraciones recargadas. La Quinta da Regaleira, es otro lugar mágico con maravillosos jardines llenos de rincones secretos, envuelta en un aire de misterio. Existen otros lugares para ver en Sintra como el Castelo dos Mouros, el Palacio Nacional de Sintra, el Palacio de Monserrate, el Convento dos Capuchos, el Chalet y jardín de la Condesa, sin embargo, si tienes el tiempo limitado y debes seleccionar una sola atracción. Te aseguro que no te arrepentirás de visitar el Castillo Da Pena.
El Santuario de Fátima
El Santuario en la ciudad de Fátima, es uno de los más importantes santuarios marianos del mundo, se encuentra a 120 km de Lisboa y al lugar acuden más de 5 millones de peregrinos cada año. Al estar en la grandiosa plaza, en el santuario es imposible permanecer indiferente ante la espiritualidad que se respira en el lugar y si te pasa como a mi, que estaba encendiendo una vela para la virgen y comencé a escuchar una hermosa música que tocó mi corazón con su dulce melodía, entenderás la espiritualidad que se siente en el lugar. Al entrar en el recinto de las oraciones se puede ver en uno de los extremos la Basílica con su gran torre de 65 metros y en el centro se encuentra el monumento al Sagrado Corazón. En uno de los lados se encuentra la Capilla de las Apariciones, ubicada en el mismo lugar en que la virgen se le apareció a los pastores y les pidió que se construyese la capilla.
Óbidos: un Pueblo Amurallado
A unos 94 km al norte de Lisboa, se encuentra Óbidos, uno de los pueblos más bonitos de Europa, rodeado por murallas del siglo XV que enamora por sus casas blancas y tejados rojos, con balcones y terrazas llenos de flores y estrechas calles empedradas.
Entre los lugares que no te puedes perder está la Porta da Vila, puerta principal de acceso a la ciudad, decorada de preciosos azulejos tradicionales y el recorrido por la muralla, desde donde podrás tomar las mejores fotos y vistas de la ciudad.
La visita a esta pequeña ciudad no te dejará indiferente. Caminar por sus calles antiguas llenas de tienditas no te ocupará más de medio día y en tu paseo tienes que probar un trago de Ginjinha, un licor dulce que te sirven en vaso de chocolate que es una delicia.
Hacia el suroeste, bastante cerca de la plaza de Comercio, encontrarás, otros de los lugares icónicos para visitar en la capital lusitana, la Torre de Belém.
ResponderEliminar