domingo, 19 de julio de 2020

Cubagua. CLAUDIA HERNÁNDEZ


Sus cálidas y cristalinas aguas que bañan la blanca arena, la convierten en un paraíso que enamora a visitantes nacionales y extranjeros

Hace más de quinientos años las hermosas perlas que adornaban los cuerpos de los indígenas de Cubagua deslumbraron a colonizadores y piratas que no descansaron hasta sustraer el tesoro que yacía en fondo del mar. Hoy son otros los atractivos que seducen a los turistas que visitan la isla de 24 kilómetros cuadrados y que al llegar a sus costas quedan perplejos por la riqueza que nos regaló el creador a los venezolanos: las bellezas naturales.

Sus cálidas y cristalinas aguas que bañan la blanca arena hacen de la isla de Cubagua, ubicada a 3,5 millas náuticas de la isla de Margarita, un paraíso que visitantes nacionales y extranjeros disfrutan al máximo por la tranquilidad y la paz que ahí se respira.
Recorrer los rincones de esta pequeña isla significa ahondar en la historia de Venezuela, porque ahí se conservan las ruinas de lo que fue la primera ciudad instaurada por la colonia española en América del Sur, Nueva Cádiz.

Según la historiadora Inés Quintero las primeras noticias de Cubagua se tuvieron en 1498, luego del tercer viaje de Cristóbal Colón. No fue sino después cuando se fundó Nueva Cádiz, primero como asiento y en 1528 como ciudad, "en su mejor momento Nueva Cádiz llegó a tener mil habitantes, un cabildo de 17 regidores, casas de piedra y varias avenidas. La ciudad vivía de la explotación perlífera y estaba controlada por los "señores de canoa", como se llamaba a quienes manejaban el negocio de las perlas".

En 1530 se registró un fuerte terremoto y en 1537 los ostrales se habían agotado por la sobreexplotación. En 1543 un huracán la destruyó completamente y al poco tiempo piratas franceses quemaron lo poco que quedaba.

Navegando hacia Cubagua
Para llegar a este paraíso neoespartano se puede hacer a través de barcos, yates o peñeros. Los amigos de Infinito Producciones tienen a disposición dos catamaranes y dos trimaranes que aseguran al viajero un recorrido plácido, inundado de una energía contagiosa y con mucha creatividad de jóvenes margariteños. También ofrecen transporte desde los hoteles hasta el puerto.

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