La petrolera venezolana ha sido durante décadas una cueva de ladrones. Cargos públicos y ejecutivos han participado en las incontables corruptelas llevadas a cabo en PDVSA. La multinacional del crudo, hoy en precario, ha contado con ramificaciones en República Dominicana. Pero prácticamente nunca la sinvergonzonería, el robo y el brokeraje ha tenido vinculación con el turismo dominicano.
Los políticos y ex cargos que estuvieron y están al frente de PDVSA son los grandes beneficiados de sus tropelías y esquilmas. Y, que se sepa, ninguno de ellos ha invertido en el sector turístico. Tampoco lo han hecho los empresarios que se aprovecharon de la poderosa empresa y que en distintas etapas se han instalados en Punta Cana.
Ex autoridades venezolanas y empresarios de distintos segmentos económicos ligados al chavismo y al Gobierno de Nicolás Maduro han invertido en actividades residenciales de la zona Este, especialmente en Cap Cana y en menor medida en Bávaro. Se trata básicamente de proyectos inmobiliarios y sin apenas presencia en el hotelero.
Los responsables de la mugre de la multinacional petrolera venezolana, que llegó a ser la tercera del mundo, están con el alma en vilo a la espera de los detalles que sobre los desfalcos habidos en PDVSA y otras empresas que está dando a conocer ante la Fiscalía de USA el ex jefe de la Inteligencia de Venezuela, el “Pollo “Carvajal. También están preocupados anteriores cargos y ex políticos de RD y España.
Los empresarios venezolanos que han invertido en las últimas décadas en RD lo han hecho libremente. A ninguno de los que aterrizaron en la zona Este se les ha preguntado si apoyaron o no a Chaves o a su fiel Maduro. Tampoco ellos hablan del régimen chavista y del alto funcionario que gobierna el hoy principal enemigo de EEUU en Latinoamérica. Han venido porque han querido y aquí operan sin problemas en negocios relevantes.
Todos, ex adictos o no al régimen populista, están expectantes, eso sí, ante lo que le cuenta a la Justicia norteamericana el “Pollo” Carvajal, conocedor de primera mano de los chanchullos de PDVSA y de otros asuntos no vinculados a la petrolera, pero sí oscuros. Palacio también tendría que estar atento.
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