martes, 7 de agosto de 2012

Tres tepuyes en la frente son la terapia de Ucaima / Valentina Quintero

El Carrao corre plácido y los tepuyes El Venado, Kunavaina y Parakaupa despiertan la euforia en el Campamento Ucaima. Fundado por Rudy Trufino en los años cincuenta, se mantiene hermoso, ahora conducido por sus hijas y nietos

Cómo llegar. Hay vuelos directos desde Maiquetía. Conviasa tiene la mejor tarifa. Lo otro es volar desde Ciudad Bolívar y Puerto Ordaz en aviones más pequeños. Pueden hacer contacto directo con los campamentos Waku, Ucaima y Parakaupa. Desde Ciudad Bolívar pueden contactar a Gekko Tours en el aeropuerto de Ciudad Bolívar.

Lo que es la vida. En algún momento de su vida Rudy Trufino recibió una oferta de trabajo para sanar animalitos en República Dominicana. Hizo sus maletas en Holanda, partió al otro continente y algún golpe de viento lo hizo aterrizar en Venezuela. Supongo que para ver El Ávila en la distancia, quedó contratado como traductor del gerente del Hotel Tamanaco.

Como todo personaje notorio se hospedaba junto a esa piscina formidable ­que aún persiste­ el piloto estadounidense Charlie Bogan llegó por ahí, fascinado con su hallazgo de Canaima, tierras que había visitado en alguno de sus vuelos y a las que bautizó con el nombre que todos conocemos.

Convidó a Rudy a darse una vueltica y, sin pensarlo demasiado, ambos emprendieron la construcción de un campamento frente a la laguna, con los saltos a un lado y esa playa de arena roja como preludio al chapuzón sanador que conserva las melenas lisas y abundantes de los pemones.

Desde 1953 se fajaron a hacer sus churuatas con barro y paja.

Lo mismo que veían en las casitas de los indígenas. En 1956 aterrizó Henry Lord Boulton, compró lo que habían levantado, consiguió luego la concesión que mantuvo hasta hace muy poco e hizo de su campamento Hoturvensa una referencia mundial para venir a conocer el mítico Salto Ángel. 

Leer mas aqui