viernes, 29 de junio de 2012

Guarenas-Guatire - EL UNIVERSAL

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Entre sus atractivos están las parrandas que honran a San Pedro que tendrán lugar el viernes 29 en ambas ciudades



Vista general de las lindas instalaciones de Posada Estancia El Valle Arriba de Guarenas (Elizabeth Kline)
Son consideradas más que todo "ciudades dormitorio" de la Gran Caracas; pero, también cuentan con sorpresas agradables para los visitantes.

Una larga tradición
La parranda de San Pedro es una tradición autóctona que se originó en esta zona a través de una persona real que se celebra cada año el 29 de junio.

En el libro del archivo parroquial de la catedral de Nuestra Señora de Copacabana de Guarenas se registró el bautizo del la recién nacida María Ignacia el 11 de agosto de 1800, hija de María de la Trinidad, esclava en la hacienda San Pedro de don Gabriel Blanco Uribe en el valle de Guarenas. Años más tarde, cuando María Ignacia tenía su propia hija, Rosa Ignacia, la infante se enfermó y, desesperada, la esclava pidió al patrono de la hacienda, San Pedro, sanarla, con la promesa de que si ella se recuperaba, bailaría y cantaría en su honor para el resto de su vida en el día de su fiesta.

El favor fue concedido y ella comenzó a cumplir con la promesa, luego acompañada por amigos en solidaridad con ella. Pero, llegó un momento cuando ella ya no pudo continuar y su marido asumió la promesa, vistiéndose de mujer y bailando para el santo. Así, desde entonces, siempre es un hombre quien representa a María Ignacia, con la ropa de mujer y cargando una muñeca que simboliza a la infante Rosa Ignacia.

Aparte de María Ignacia, los otros participantes (todos varones) incluyen: parranderos (vestidos con camisa blanca, levita y pantalón de color negro, sombrero de pumpa negro, pañuelo rojo, alpargatas y cotizas; trozos de cartón o cuero atados a sus alpargatas para hacer más ruido y levantar el polvo de la tierra cuando zapatean en el baile como una antigua manera de protesta contra su esclavitud, con sus caras pintadas con betún y llevando una maraca para marcar el ritmo), el cargador del santo (o cargadores en el caso en Guarenas, donde su imagen es grande y es llevado en un pananquín); tucusitos (un par de niños que acompañan a María Ignacia), y uno o más músicos tocando el cuatro. Se cantan coplas improvisadas.

La ruta de Elizabeth Kline