El presidente Luis Abinader realizó su alocución en la octogésima sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) celebrada en Estados Unidos, en la cual dedicó parte de su mensaje para destacar la urgencia que tienen los países del Caribe de enfrentar el sargazo.
“Para los pequeños Estados insulares en desarrollo, la triple crisis planetaria, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental es una amenaza existencial. Esta crisis en el Caribe tiene un rostro concreto, el sargazo, un fenómeno devastador que afecta nuestras costas, nuestra salud pública y medios de vida”, expresó.
Razón por la que el mandatario dominicano exigió ante los 193 Estados miembros del organismo internacional adoptar una actitud de “solidaridad y justicia climática”, con el objetivo de propiciar financiamientos accesibles, transferencia tecnológica y acciones urgentes para proteger los espacios marítimos.
“Exigimos solidaridad y justicia climática que se traduzca en financiamiento accesible, transferencia tecnológica y acciones urgentes para proteger nuestros océanos”, manifestó Abinader.
El gobernante reiteró su compromiso con el Acuerdo sobre la Biodiversidad en Áreas Fuera de Jurisdicción Nacional (BBNJ), afirmando que será ratificado. Este pacto entrará en vigencia en octubre de este año y, hasta el pasado 10 de junio, alrededor de 60 países confirmaron su suscripción para contribuir con la preservación de los organismos marinos.
Abinader aprovechó su intervención en el pódium para recordarles a los demás mandatarios algo de lo que dice estar convencido: “La protección de la biodiversidad marina es un deber compartido. Los mares son fuentes de vida y cuidarlos es cuidar nuestro futuro”.
Millón de toneladas de sargazo
El pasado 9 de junio, al participar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), el presidente Abinader reveló que las costas dominicanas podrían recibir entre 0.62 y 0.93 millones de toneladas métricas de sargazo durante este año.
“En un escenario extremo, este valor podría superar el millón de toneladas, dependiendo de las condiciones ambientales y las corrientes marinas”, indicó.
En ese momento, pidió a la ONU reconocer y atender “con carácter de urgencia” la proliferación de esta alga en la zona marítima caribeña, reiterando su postura de visualizarla como una crisis ambiental, económica y sanitaria, la cual requiere una respuesta global.
Esto, debido a que impacta directamente en la biodiversidad del mar, en la salud pública y en sectores estratégicos como el turismo y la pesca, pilares fundamentales de las economías isleñas.
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