Cada pocos días, el único vuelo de largo radio de Pakistan International Airlines (PIA), la aerolínea estatal de Pakistán, no puede emprender el vuelo de retorno de Toronto, en Canadá, a su país, porque algún tripulante se larga, abandona el avión. Hace ya varios meses que se suceden estos episodios en una aerolínea de la cual se espera su cierre dada la crisis financiera que padece, pese a ser estatal (PIA, la aerolínea que pierde a sus tripulantes en Canadá).
Ahora el vuelo no partió porque un tripulante, Maryam Raza, no compareció en la salida del avión del vuelo PK784 con destino a Karachi. Raza no suscitaba dudas dado que llevaba ya quince años trabajando en la compañía, pero, no obstante, se escapó. Después de buscar y buscar, se encontró una nota escrita en urdu que decía “gracias PIA”, en señal de despedida. No se llevó el uniforme que estaba debidamente doblado en la habitación.
Como la aerolínea únicamente tiene un avión de largo radio, la ausencia de un tripulante, el décimo que desaparece en estos meses, es un desastre operativo porque hay que esperar la llegada de un reemplazo desde Pakistán, el cual ha de volar en una aerolínea de la competencia porque el avión de PIA no puede despegar sin la dotación de personal preceptiva.
PIA conoce el problema por lo que ya únicamente permite que los tripulantes de este vuelo tengan más de cincuenta años. Así y todo, los abandonos siguen.
En Pakistán son críticos con las medidas de Canadá con los inmigrantes porque basta presentarse ante las autoridades, decir que se busca refugio, para recibir un trato que jamás tendrían en su país, tanto en alojamiento como en condiciones de vida. Para PIA y para Pakistán, Canadá es una tentación.
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