La lista de subsectores del transporte y turismo en los que falta personal es interminable: no hay ni trabajadores cualificados ni sin cualificar. Todas las compañías buscan empleados (por supuesto, sin pagar un salario digno) para mantener una operatividad mínima. Con la pandemia la gente se marchó, lo cual era lógico. Lo ilógico, sin embargo, es que ahora no quieran volver. Ilógico… O no tanto.
En realidad, a mi entender, en el transporte, muy especialmente en el subsector aéreo, incluidos los aeropuertos, estamos asistiendo a una situación de tremenda degradación del trabajo, de la atención al viajero y, en general, de todo el servicio. Creo que simplemente se ha entrado en una espiral local de reducción de costes que ha convertido la que otrora fuera una actividad con cierto glamour, en una especie de subempleo. Hoy trabajar en un aeropuerto casi se parece a hacerlo en un vertedero o como reponedor en un supermercado.
No sólo hay bajos salarios, sino que no hay servicio y el viajero es tratado fatal. La carrera hacia la reducción de costes comenzó haciendo que el viajero gestione la plataforma de compra de billetes, pasó por el auto check-in y ya sólo nos falta pilotar el avión, en lo cual están trabajando tanto Airbus como Boeing.
Al final, aquello es todo un ambiente tóxico, lamentable. Todo se basa en el rendimiento económico, ignorando completamente tanto al trabajador como al viajero. No es sólo un tema de las low cost, sino que hoy, viajar con una ‘legacy’ es frecuentemente ser tratado de forma patética.
Hace unos días, tras dos horas de espera, una ‘legacy’ me canceló el vuelo en el aeropuerto y todo lo que nos dieron fue una tarjeta con la web de la compañía, en la que todas las respuestas son automatizadas. Esto es indignante para el cliente, pero también lo es para los trabajadores de una empresa de handling que cobran una miseria y se dan cuenta de que están en medio de una relación horrible. La crispación que se vive es general de manera que pasar por un aeropuerto es una experiencia frustrante e incómoda.
Así y sólo así se explica que nadie que haya abandonado este negocio con el Covid quiera hoy volver. Ni hoy, ni nunca.
Así y sólo así se explica que nadie que haya abandonado este negocio con el Covid quiera hoy volver. Ni hoy, ni nunca.
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