Fue el lunes pasado. Un avión Boeing 737-800 de Ethiopian Airlines volaba desde Jartum, la capital de Sudán, a Adís Abeba, la capital etíope. Era el vuelo F370. Todo iba normal. El avión, concluido el trayecto que haría a la altura de crucero, inicia el descenso para aterrizar. Y entonces los dos pilotos se duermen. Dormidos como piedras, según publica Aviation Herald y reproducen la mayor parte de las publicaciones especializadas.
Por ese motivo, llegado el punto en que había que descender, el aparato continúa como si nada, por lo que no puede acceder a la pista 25L, dado que volaban demasiado alto.
La torre de control intenta ponerse en contacto con los pilotos, sin éxito. El avión sobrevuela la pista, pero a gran altura. Entonces el piloto automático se desconecta y se dispara la sirena de alarma en cabina que, finalmente, despierta a los pilotos.
Es entonces cuando ambos, ya frescos tras su descanso, maniobran como corresponde para poder aterrizar normalmente en la pista asignada y ya en contacto con la torre de control.
Todos los datos confirman la información, según publica Aviation Herald. Los de la trayectoria avalan el incidente que extraoficialmente ha sido admitido. El avión estuvo en tierra 2,5 horas, hasta iniciar otro vuelo rutinario.
Todos los datos confirman la información, según publica Aviation Herald. Los de la trayectoria avalan el incidente que extraoficialmente ha sido admitido
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