El mundo de las aerolíneas y los fabricantes de aviones es muy reducido: todos se conocen desde siempre, todos se odian, todos se necesitan, hoy son amigos para mañana dejar de serlo y al revés. Los periodistas, en medio, jugamos un papel de correveidiles bastante contradictorio.
Estos días, todos los medios de comunicación especializados están hablando de dos ceremonias al mismo tiempo: Boeing con Ryanair y Boeing con Easyjet. Una especie de circo en el que están en juego miles de millones de dólares. O de euros, que de eso se trata (Ryanair amenaza con la ruptura definitiva con Boeing).
Lo primero ya lo conocíamos: Ryanair, siempre cliente de Boeing, necesita ampliar su flota porque quiere crecer. Ya se sentó a negociar con Boeing hace unos meses pero el fabricante americano no debe de haber querido rebajar sus precios como exige Michael O’Leary, pese a que lo está pasando mal. Y todos sabemos cómo es O’Leary y lo que debe pedir. Porque más que ofrecer, pide.
Esta semana, O’Leary dio una entrevista a Reuters en la que removió la herida: “Podemos pasar sin más aviones”, advirtió, sugiriendo que Ryanair no va a ceder y que ya le conviene a Boeing ponerse a tiro o de lo contrario simplemente no comprará más aviones. Añadió que “en abril me veré con Boeing y espero que se hayan vuelto razonables”. Y dijo también que “muchas veces en mi vida no acerté en interpretar el mercado, pero incluso en esa situación, aquí nos ve, esperando 210 aviones para los próximos cinco años”, sugiriendo que está dispuesto a aguantar lo que haga falta.
Como ven, nada sorprendente.
Lo más raro, sin embargo, es que al mismo tiempo se ha difundido que Johan Lundgren, el director general de Easyjet, fue visto durante media hora en una conversación con un grupo de directivos de Boeing, entre quienes estaban Ihssane Mounir, el director comercial. Nada que deba ser considerado anormal. La filtración llevó a que Airbus tuviera que decir que no tenían duda de las buenas relaciones que conservan con Easyjet, una aerolínea que desde hace ya veinte años es fiel usuaria de Airbus y a la que aún tiene que entregarle muchos aviones ya comprometidos.
Ya ven con qué cosas se entretiene la aviación, lo cual quiere decir que ya está mirando al futuro, dejando de lado la tremenda crisis del Covid.
La filtración llevó a que Airbus tuviera que decir que no tenían duda de las buenas relaciones que conservan con Easyjet
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