Bruselas será determinante en la supervivencia de Air Europa, que pasa por la opción prioritaria de que se integre en Iberia, y la menos deseada de que tenga que ser nacionalizada. El principal riesgo para conseguir la posibilidad preferida es que la Comisión Europea está dominada por Alemania y Francia, accionistas hoy de Lufthansa y Air France-KLM (Iberia-Air Europa: opción de una nueva rebaja para comprarla).
Los estados alemán y francés han rescatado a sus dos aerolíneas estratégicas, al canalizar la mitad del tráfico de sus principales hubs, a cambio de una parte de su capital. Y en el caso de la integración de Air Europa en Iberia, lo que está en juego es el dominio que sería aún más hegemónico de los vuelos transatlánticos con Latinoamérica al resto del mundo.
Lufthansa y Air France-KLM llevan años queriendo aumentar su cuota en este corredor, que ven decisivo para fortalecer sus ‘hubs’ de Frankfurt y París-Charles de Gaulle como nodo entre América, Europa, África y Asia. Una estrategia que es la misma que defiende Iberia para justificar su deseo de comprar Air Europa.
Bruselas está poniendo más dificultades de las previstas para bendecir la transacción, por motivos de competencia, pudiendo dar lugar a unos condicionantes que hiciera para Iberia nada aconsejable la operación. Y esta decisión no puede abstraerse de un calado político, en un momento con el Brexit caliente (Iberia-Air Europa: Bruselas plantea dudas sobre la compra).
El Gobierno español es uno de los más interesados en que la integración de Iberia y Air Europa salga adelante, pero posiblemente deba pagar un alto peaje para compensar las reticencias de Alemania y Francia. Quedan algo más de tres meses para la decisión final, pero se anticipan unas fuertes prebendas ante los dos estados más fuertes del continente, que a su vez son los dos grandes rivales de una IAG fortalecida con Air Europa.
La aerolínea de Globalia, acostumbrada a moverse al filo de la navaja, va justa de liquidez para el último trimestre del año, y su futuro está en manos de una ardua negociación política al máximo nivel. La posición de fuerza de cada parte vendrá determinada por la llegada de fondos europeos, el deseo de evitar una nacionalización, los permisos de vuelo para aerolíneas no comunitarias, y el clima electoral en las potencias.
Los estados alemán y francés han rescatado a sus dos aerolíneas estratégicas, al canalizar la mitad del tráfico de sus principales hubs, a cambio de una parte de su capital. Y en el caso de la integración de Air Europa en Iberia, lo que está en juego es el dominio que sería aún más hegemónico de los vuelos transatlánticos con Latinoamérica al resto del mundo.
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