Los casi 100 km de costa atlántica hacen de Lisboa una región única con un inmenso potencial para el turismo de playa.
Las extensas arenas nos permiten disfrutar de un día soleado sin ser golpeados y en pleno, ya sea a lo largo de las concurridas playas de la línea de Cascais, en la extensa Caparica con su tan característico tren que nos transporta a otras épocas disfrutando de unos magníficos 14 kms de parajes idílicos, en la tranquila y apacible Lagoa de Albufeira apta para familias, en zonas naturistas como Meco, o incluso en una de las pequeñas calas de la Serra da Arrábida, solo accesible por mar.
Playas como Parede, Avenca y Outão son muy buscadas por quienes buscan los beneficios de la fuerte presencia de yodo en el aire con recuperaciones rápidas de enfermedades óseas.
Pero hay otros que, por dificultades de acceso, se vuelven más exclusivos o secretos, como el de ‘Ribeiro do Cavalo’, de ‘Ursa’.
Otros, por su ubicación y la temperatura y fuerza del Atlántico, invitan a una piscina oceánica, como Guincho, Azenhas do Mar o Praia Grande. Pero también hay historias con historias que contar, como la de Herdade da Comenda, donde Jake Kennedy se refugió con sus hijos tras la muerte del presidente estadounidense.
Lisboa reúne unas condiciones preferenciales para la práctica del surf y otros deportes acuáticos, hasta el punto de que Ericeira es la única reserva mundial de surf en Europa, siendo así el escenario de los más variados campeonatos mundiales de nivel.
Así, Ericeira se convirtió en Reserva Mundial de Surf en 2011, tras haber sido consagrada por la organización internacional ‘Save the Waves Coalition’, resultando la segunda Reserva distinguida a nivel mundial siendo, hasta el día de hoy, la única en Europa.
Lisboa reúne unas condiciones preferenciales para la práctica del surf y otros deportes acuáticos, hasta el punto de que Ericeira es la única reserva mundial de surf en Europa, siendo así el escenario de los más variados campeonatos mundiales de nivel.
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