Cada año, los Estados Unidos dedica el mes de noviembre a homenajear la herencia de las comunidades indígenas de este país.
De este modo, se subraya la aportación de las tribus originarias a la agricultura, la gastronomía, la conservación del ambiente, las artes y la cultura, un extenso patrimonio reflejado en paisajes, ciudades y pueblos de toda la geografía estadounidense.
A principios del siglo XIX, Arthur C. Parker, director del Museo de Artes y Ciencias en Rochester y miembro de la tribu Séneca de Nueva York, convenció a Boy Scouts of America de reservar un día para celebrar a los ‘Primeros Americanos’.
Este fue el primer paso de lo que hoy conocemos como American Indian and Alaska Native Heritage Month, que se celebra todos los meses de noviembre, y cuyo objetivo es reconocer las importantes contribuciones que hicieron los primeros estadounidenses al establecimiento y crecimiento de Estados Unidos.
Durante el siglo XX, varios líderes indígenas impulsaron nuevas efemérides reconocidos en algunos estados del país: la más importante fue la encabezada por Red Fox James, miembro de Blackfeet Nation, quien recorrió la nación a caballo buscando la aprobación de 24 gobiernos estatales para fijar un día para honrar a los indígenas estadounidenses.
Fue ya en 1990 cuando el presidente George H. W. Bush fijó noviembre como el mes dedicado a rendir tributo a la contribución de los Nativos Americanos a Estados Unidos.
Este mes ‘permite que los nativos de Estados Unidos compartan sus historias y culturas vivas con otros estadounidenses y con el mundo’, explica Dennis W. Zotigh, especialista cultural en el Smithsonian National Museum of the American Indian en Washington DC, miembro del Clan Kiowa Gourd y del San Juan Pueblo Winter Clan.
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...explica Dennis W. Zotigh, especialista cultural en el Smithsonian National Museum of the American Indian en Washington DC, miembro del Clan Kiowa Gourd y del San Juan Pueblo Winter Clan.
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