Se puede ir
de la extensión casi infinita de las llanuras y sus esteros, hasta las
cumbres altas de los andes. Es posible ver selvas, desiertos, ríos,
bosques, lagunas, cuevas, islas, penínsulas, miles de especies de flora y
fauna, y todo con un clima extraordinario durante todo el año.
Ni
hablar de los sembradíos de cacao con la mejor genética del mundo, con
el que ya se elaboran exquisitos chocolates en toda Venezuela. Hay que
sumar el afecto, el buen humor y la calidez del venezolano, capaz de
entablar amistad con un desconocido en cuestión de minutos, ofrecerle un
café y hacerlo sentir como uno más de la familia.
Se
trata de un país completamente encantador, en su geografía y en su
gente, donde aún en medio del caos de Caracas reina la magia arrolladora
del Ávila y de las guacamayas azules con amarillo, que convierten a la
ciudad en un contraste de realidades. Enamorar a cualquier extranjero de
Venezuela puede resultar fácil, con condiciones que así lo permitan.
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