La situación de Embraer es completamente absurda: Estados Unidos aplicará un arancel del 50 por ciento a todos los productos importados de Brasil, entre ellos los aviones (Embraer, víctima de la guerra entre Lula y Trump).
Hay que comprender la razón para entender que mejor que el gobierno de Brasilia no intervenga: Trump quiere castigar a Brasil por haber juzgado y condenado a Jair Bolsonaro, su amigo y colega ideológico. Lula da Silva, el presidente brasileño, de izquierdas, ha sido muy duro con Estados Unidos por estos aranceles carentes de sentido económico (El déficit histórico de aviones estrangula a las aerolíneas).
Pero Embraer no puede permitirse este lío porque una parte fundamental de su facturación es en Estados Unidos, por lo que su CEO, Francisco Gomes Neto, se ha puesto a negociar por su cuenta. Obviamente, su meta es que ocurra con ellos lo que se ha hecho con Airbus en Europa. Sólo en este trimestre, los aranceles han supuesto para Embraer 20 millones de dólares, porque la compañía tenía cerrados acuerdos para la venta de jets privados que tenía que entregar. Neto dijo que era optimista en este sentido.
Porque Embraer tiene con qué presionar: la empresa brasileña estaba a punto de iniciar una inversión de 500 millones de dólares en Florida, en una planta industrial, y en Dallas, en instalaciones comerciales, además de una línea de producción militar para Estados Unidos.
La última herramienta persuasoria de Embraer es que el 40 por ciento de un avión brasileño son componentes americanos que siempre se pueden adquirir en Europa.
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