miércoles, 24 de octubre de 2018

Los cuentos de mi tierra: Mérida, por ERIKA PAZ

El 9 de octubre la señorial Mérida estuvo de cumpleaños. Es esa ciudad que evoca un aire de galantería y respeto.

Caminar la ciudad de Mérida es una pausa que se agradece, es transitar entre un pasado que se imagina y un presente que se transforma cada cierto tiempo para renovarse. Recorrerla significa caer en cuenta de su profunda creación inspirada quizás por esa postal permanente que representan sus montañas. Para conocerla hay que recurrir a sus personajes, esos habitantes que descienden de los indígenas tateyes o, que viniendo de otros lugares adoptaron sus habilidades, para erigir en cualquier ámbito. Es entonces esta pequeña urbe con aires de nostalgia una combinación de belleza física y espiritual.

La creación de los espacios 
Es algo que han sabido hacer los merideños con su tierra, como una forma de darle una utilidad más allá de la mera admiración de sus acuarelas. Así surgen dentro de la ciudad y alrededor de ella sitios que hacen mucho más bonita la vista de una montaña. 

Desde el teleférico reinaugurado hasta ciertos centros de diversión forman parte de las alternativas de visita en suelo andino. 

Un jardín botánico bien conservado que se convierte en un importante pulmón vegetal en una comunidad que cada vez es más cemento, un zoológico que trata de preservarse con las dificultades propias de un país como Venezuela y un trío de parques que su creador se niega a llamar así, tal vez sean las primeras visitas que se realicen en este territorio. 

Sobre estos últimos diría su padre, Alexis Montilla, "son territorios para dejar volar la imaginación", así fueron concebidos. Los Aleros, La Venezuela de Antier y La Montaña de los Sueños son pasaportes al pasado, las tradiciones y las ilusiones donde la fantasía en la mente de un hombre creó mundos para la diversión y el reencuentro con la cultura. 

Las manos que dan forma 
El arte es un elemento que no se muestra indiferente en esta ciudad, se aprecia en forma de artesanía en su mercado principal, los niveles superiores de su edificio ofrecen una variada muestra de lo que las manos aquí moldean.

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