A los margariteños les gusta comer pescado fresco y después comer algo dulce. Así emergió el pastel de chucho, una mezcla de sabores entre lo salado y lo dulce, preparado con productos margariteños combinándolos con importados como el queso gouda", de esta forma explica el chef Rubén Santiago cómo nació una de sus maravillosas creaciones culinarias que ha servido para nutrir el variado menú margariteño y deleitar el paladar de los comensales.
Santiago señala que este plato creado en la cocina de su restaurante La Casa de Rubén, es considerado patrimonio cultural gastronómico del municipio Mariño del estado Nueva Esparta, y que está en la lista de los platos nacionales de mayor consumo en todo el país.
Este trujillano de nacimiento, que llegó a Margarita hace cuarenta y seis años, se ha convertido en referente de la cocina insular. Es una especie de cronista gastronómico que recuerda en sus historias anécdotas y platos de cocineros tradicionales de la isla. "Yo siempre he pensado que en Margarita hemos tenido excelentes cocineros como Dorina Marín, Chica Guerra, Gacho y Rómulo Castillo, grandes cocineros que no le tendrían envidia a nadie", destacó.
Quienes tuvimos la oportunidad y la suerte de degustar los manjares de estos chefs margariteños coincidimos con Rubén, cuando hace mención de platos elaborados con productos no solo del mar, sino también de vegetales cosechados en las huertas o fundos de la isla.
Hablar de Dorina Marín con Rubén fue recordar la mejor langosta que he comido en mi vida en su restaurante frente al mar, en la población de El Tirano hace muchos años. Para mí fue una sorpresa escuchar una anécdota de carácter internacional sobre esta maravillosa cocinera. "Dorina fue la primera mujer que traspasó las fronteras de Margarita con su cocina", agregó Rubén.
Según Santiago, un periodista de origen francés especialista en gastronomía escribió en un conocido diario de Nueva York una reseña sobre la experiencia que vivió durante su visita a Margarita con Juan Liscano, en el restaurante de Dorina. "Fernand Point, un escritor de origen francés, en una crónica contó que su mejor recuerdo durante su permanencia en la Isla fue una langosta guisada que se comió en casa de Dorina, con cebolla y tomate. Habló de ella de una forma maravillosa. Yo digo que ella fue la primera embajadora que tuvimos ante el mundo entero".
http://www.eluniversal.com/
Santiago señala que este plato creado en la cocina de su restaurante La Casa de Rubén, es considerado patrimonio cultural gastronómico del municipio Mariño del estado Nueva Esparta, y que está en la lista de los platos nacionales de mayor consumo en todo el país.
Este trujillano de nacimiento, que llegó a Margarita hace cuarenta y seis años, se ha convertido en referente de la cocina insular. Es una especie de cronista gastronómico que recuerda en sus historias anécdotas y platos de cocineros tradicionales de la isla. "Yo siempre he pensado que en Margarita hemos tenido excelentes cocineros como Dorina Marín, Chica Guerra, Gacho y Rómulo Castillo, grandes cocineros que no le tendrían envidia a nadie", destacó.
Quienes tuvimos la oportunidad y la suerte de degustar los manjares de estos chefs margariteños coincidimos con Rubén, cuando hace mención de platos elaborados con productos no solo del mar, sino también de vegetales cosechados en las huertas o fundos de la isla.
Hablar de Dorina Marín con Rubén fue recordar la mejor langosta que he comido en mi vida en su restaurante frente al mar, en la población de El Tirano hace muchos años. Para mí fue una sorpresa escuchar una anécdota de carácter internacional sobre esta maravillosa cocinera. "Dorina fue la primera mujer que traspasó las fronteras de Margarita con su cocina", agregó Rubén.
Según Santiago, un periodista de origen francés especialista en gastronomía escribió en un conocido diario de Nueva York una reseña sobre la experiencia que vivió durante su visita a Margarita con Juan Liscano, en el restaurante de Dorina. "Fernand Point, un escritor de origen francés, en una crónica contó que su mejor recuerdo durante su permanencia en la Isla fue una langosta guisada que se comió en casa de Dorina, con cebolla y tomate. Habló de ella de una forma maravillosa. Yo digo que ella fue la primera embajadora que tuvimos ante el mundo entero".
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