domingo, 20 de marzo de 2016

La riqueza cultural de Brasil en tres destinos


Tres ciudades vertebran Brasil de Norte a Sur, conformando un eje cultural fundamental del tesoro que el país esconde. Se trata de São Luís y São Miguel das Missões, declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO y Pirenópolis, declarada Patrimonio Histórico Nacional.

Estos destinos atesoran algunas de las mayores bellezas arquitectónicas de Brasil y cuentan historias que no puedes dejar de conocer.

Si empezamos por el nordeste de Brasil, encontramos el municipio de São Luís, la capital del Estado de Maranhão y la única ciudad brasileña fundada por franceses.

Fue invadida, posteriormente, por holandeses y dominada, después, por portugueses. La mayor parte de las más de 3.500 construcciones que componen su conjunto arquitectónico datan de la segunda mitad del siglo XVIII y en casi todas ellas es visible el legado portugués.

En la ciudad se entremezclan callejuelas de piedra que abren a pequeñas plazoletas, con caminos y escaleras desde las que admirar grandes caseríos con fachadas de azulejo. Iglesias y puentes de época conforman una estampa para cortar la respiración.

La Fuente de las Piedras, el Museo del Arte Sacro, el Museo Histórico y Artístico de Maranhão, el Palacio de los Leones y el Teatro Arthur Azevedo son algunos de los lugares de visita obligatoria. De hecho, São Luís fue elegida Capital Americana de la Cultura en 2012, un título otorgado por el Bureau Internacional de Capitales Culturales (IBOCC).

Continuando la ruta, en el centro del país, encontramos Pirenópolis, la cuna cultural del Estado de Góias, conocido sobre todo por su riqueza arquitectónica colonial. Sus principales atractivos son los caserones seglares de la Calle del Rosario, la Iglesia Matriz Nossa Senhora do Rosário, la ‘Ciudad de Piedra’ y el Santuario Vagafogo.

Pirenópolis es también muy conocida por sus atractivos naturales, como cascadas, reservas ecológicas, parques y miradores; por sus festividades tradicionales, como las Caballadas - representación teatral de torneos medievales- ​y ​también por su gastronomía. De hecho, visitantes de todos los lugares viajan a Pirenópolis para degustar sus platos, como el famoso pastel goiano, y visitar los festivales gastronómicos.