sábado, 12 de marzo de 2016

Agua sedienta, Eliana Pineda A. / Periodista

El problema radica al no almacenar preventivamente en embalses adecuados suficiente agua para satisfacer las demandas de la población en etapas críticas

Por estos tiempos tumultuosos, las flores andan descobijadas al borde de los barrancos, las matas de mango están abandonadas a su suerte, las trinitarias ya no están encendidas ni enrojecidas por el verano maracucho. La temperatura es un caldero hirviente, preguntándonos qué será del agua de los caminos con sus sapitos cantando bajo las estrellas, rodeando el Lago de Maracaibo. La sequía es una alfombra árida sobre la tierra. Dénnos agua que morimos de sed como camellos extraviados en desiertos remotos, como cuero seco al mediodía, como niño sin poder volar su petaca de colores sobre los afluentes atrevidos.

Al final del sendero donde vivo, la sed inunda las calles. Desde hace más de 15 años no llega agua de manera eficiente a mi comunidad, hoy en día en lo que va de año no ha llegado de ninguna manera, quedando los vecinos atrapados en la ansiedad de estar inmersos en un racionamiento desproporcionado, sumándose el alto costo del preciado líquido vendida por los cisternas, cobrando hasta 600 por una pipa y 10 mil bolívares por un tanque subterráneo de 10 mil litros, golpeando duramente el bolsillo de las familias que vivimos ya en una permanente y dolorosa crisis económica.

Hidrolago organismo encargado del suministro de agua en la región, sólo esta dispuesto para anunciar la aplicación de un nuevo esquema de distribución de agua y excusarse con el cambio climático, argumentando las autoridades respectivas, que este fenómeno incide en el período de lluvias al no desprenderse con la intensidad deseada desde el año 2013, afectando los embalses de Tulé, Manuelote y Tres Ríos con un prolongado período de sequía aunado a la ausencia de lluvias en las cuencas de los ríos Cachirí, Socuy, Palmar, Lajas y Caño 'e Pescado.

Especialistas en meteorología aseguran que a pesar de la sequía extrema, si contáramos con la cantidad de embalses necesarios no habría problemas de desabastecimiento en la región. Los sistemas hidrológicos a escala mundial están preparados para asegurar el abastecimiento del agua. El problema radica al no almacenar preventivamente en embalses adecuados suficiente agua para satisfacer las demandas de la población en etapas críticas, los cuales se pudieron construir con la elevada inyección de dinero aportada a la hidrológica por casi dos décadas. Estamos sedientos.

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