domingo, 12 de julio de 2015

Conviasa demorado - MARÍA VICTORIA FERMÍN

Foto Cortesía Conviasa
Retrasos, listas de espera, malos tratos y salidas inesperadas. Viajar con la línea aérea del Estado es una experiencia similar a la que se vive durante un feriado en un terminal de autobuses. Las cancelaciones son frecuentes y llenan hoteles de Vargas de pasajeros varados a los que la empresa debe pagar la estadía mientras se reprograman las salidas. Aunque en tres años la empresa triplicó su flota, un grupo de trabajadores de la estatal denuncia que por falta de repuestos gran parte está paralizada. Con apenas tres naves se planifican los itinerarios para cubrir las 13 rutas nacionales que aún mantiene. Advierten que están al borde de un cierre técnico

La luz se cuela por uno de los vitrales del español Ángel Atienza que adorna el terminal nacional del Aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía. El color, una mezcla de amarillo y rosado, se refleja en el piso y se detiene justo antes de llegar a donde está sentado Alejandro Palma con su maleta, al lado de una máquina expendedora de chucherías, frente al counter de Conviasa.

El joven vive en Barquisimeto y su familia en Caracas. Es viajero frecuente de la aerolínea estatal. La mañana del 6 de julio hablaba por su teléfono celular y estaba irritado. Debía salir al mediodía, pero cuando fue a chequearse le informaron que el vuelo partiría mínimo a las 5:00 pm. Además, no le dejaron registrar su equipaje. "No consideran al pasajero, creerán que es muy cómodo esperar aquí tantas horas de retraso", dice mientras frente a él avanza lentamente la fila que sigue el zigzag de cordones anaranjados para llegar al mostrador de la aerolínea.

El lugar se asemeja a un terminal de autobuses durante un asueto o en las vacaciones escolares, que la semana que viene comienzan,  donde conseguir un puesto es cuestión de azar. Hay mucha gente, listas de espera y pocas posibilidades de moverse. El lema de la compañía, "El placer de viajar", retumba junto con las excusas de los empleados entre una multitud de pasajeros molestos y resignados.

Palma tiene un historial con la operadora. En la espera, repasa sus últimos dos viajes con la empresa del Estado. En uno el avión no era de Conviasa sino de Albatros, aerolínea con sede en Maracay, estado Aragua. No hubo inconvenientes. En la otra ocasión recuerda que el aire acondicionado del avión estuvo botando agua durante todo el trayecto y la aeromoza les dio servilletas a los pasajeros para que las colocaran entre las rendijas y no se mojaran. "Nos dijo que el avión había estado mucho tiempo parado y que quizá se habían congelado las tuberías del sistema. Ese viaje fue peor que ir en un autobús", asegura.