Con la promesa de modernizarlo, en agosto de 2008 la ministra de Turismo de entonces, Titina Azuaje, ordenó el cierre del teleférico de Mérida, uno de los principales destinos turísticos del país. En ese momento el gobierno ofreció reabrirlo para diciembre de 2013, pero dos años y dos meses después aún no está operativo.
El último anuncio al respecto que hizo el actual ministro de esa cartera, Andrés Izarra, es que el atractivo estaría listo para este año. Extraoficialmente se sabe que lo que corresponde a la parte electromecánica está concluida en 90%, pero que hay graves atrasos en la ejecución de la parte civil de la obra.
El Ejecutivo ha justificado que la demora ha sido, en unas ocasiones, por sabotaje, en otros momentos por protestas de la oposición contra el gobierno, y recientemente por el clima que dificulta los trabajos en alta montaña.
En materia turística son muchas las promesas incumplidas por parte del gobierno en los últimos años. Van desde obras en específico, hasta en políticas estructurales para impulsar el sector. Una fuente de la industria afirmó que el reglamento de la Ley de Turismo lleva 10 años en mora. “No hay plan de turismo diseñado. Cuando cambian de ministros, cambian todo”, aseguró.
Evidencia de la falta de estrategias, según la fuente, es lo que el gobierno invierte en campañas publicitarias en el exterior en países cuyos residentes que nunca vendrán. “Por ejemplo, hicieron un gasto monumental en China y los chinos no son muy asiduos a destinos playeros. Eso fue dinero perdido”.
El desconocimiento de los funcionarios sobre la industria, agregó la fuente, es otro factor que limita el desarrollo turístico del país. En el caso del teleférico de Mérida, dijo que todos los ministros que han pasado por el gabinete desde 2008 han ofrecido que transportará 1 millón de personas anualmente. “Esa cantidad no la moviliza ni American Airlines en todo el mundo en un año”, afirmó.
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