Foto: Corbis |
Es colombiana, Nicaragua la disputa, pero sus raíces son fuertemente holandesas, inglesas, españolas y africanas. Casi fue parte de Estados Unidos y se parece más a Jamaica que a Cartagena. Así de mixta y disímil es la isla de San Andrés.
Con sólo 26 km cuadrados es la más grande de las islas que forman el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Es famosa por sus playas transparentes y ocupa el tercer puesto mundial en mayor biodiversidad coralina. Y como si le faltaran razones para visitarla, en 1953 se la declaró puerto libre, atrayendo desde entonces un turismo que busca empacharse de compras y que, en general, opta por los alojamientos y el turismo todo incluido. Es una de las playas más visitadas por los argentinos dentro de Colombia, país en el que la consideran un destino de lujo.
Si conocer la historia de un lugar es parte de viajar, entender el pasado de San Andrés puede ayudar a valorar la diversidad del presente de esta isla que ofrece mucho más que la suma de sus atractivos paisajísticos.
Pero, ¿cuándo y cómo pasó tanta gente por esta pequeña isla? En 1502, España llegó a este territorio, con Cristóbal Colón a la cabeza, pero sin asentarse. Más de 100 años después se instalan los holandeses e ingleses, con sus pertenencias y también con esclavos africanos. A la permanencia de éstos se debe el tipo de construcción predominante hasta hoy, de clara influencia inglesa, pero más colorida. Así como su lengua oficial, el kríol o creole english (mezcla de inglés simplificado, español y dialectos africanos).
De esas combinaciones étnicas surgió un pueblo relajado, pero trabajador, de mente amplia y pluralidad religiosa. Contrario a lo que sucede en el interior (así llaman los sanandresanos a la Colombia continental), donde predomina el catolicismo, en la isla conviven más de diez religiones. Prueba de esto es la primera iglesia Bautista, de 1947, considerada el templo más antiguo de toda América en su género y una de las atracciones históricas de la isla.