Cuando los tambores de Curiepe suenan, visitantes y locales mueven las caderas sin darse cuenta, siguiendo el ritmo que corre por las venas (Andrés Loero / Gobernación de Miranda) |
Al poco tiempo de retomar el paseo se comienza a ver el cambio del paisaje. Se deja atrás el cemento y se da la bienvenida a la naturaleza con un clima caluroso y húmedo. Sabe que está a punto de llegar cuando a la izquierda ve el monumento al Tambor, instrumento musical por excelencia de esta zona mirandina, que abre las puertas al poblado de Curiepe. Unos minutos más por esta estrecha vía, que sólo permite el paso de un vehículo por sentido, hasta llegar finalmente a la primera parada del destino.
Una vez allí, Grisely Castro, promotora turística de Birongo (telf. 0416-4132894) dice,"eres un bironguero más". Y sin más, invita a dar el primer paseo; una caminata en bajada de cinco minutos, atravesando caseríos, gente amable y vegetación, hasta llegar a uno de los sembradíos de cacao, rubro fundamental de su economía.
Finca El Castillo
El intenso calor de Birongo da un respiro en estas tierras, gracias a los grandes árboles destinados a dar sombra a las cosechas de cacao. Es importante ir preparados contra los zancudos ya que estos son el plato fuerte del día. Quienes reciben a los visitantes en esta finca son Raúl Nieves, cacaotero de la zona y Anny Sojo, promotora turística de Birongo. Junto a ellos se aprenden importantes y curiosos datos acerca del cacao, como el nombre científico del fruto que es Theobroma, palabra de origen griego que quiere decir "alimento para los dioses".
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