domingo, 13 de octubre de 2013

“Si el sindicalismo no hace un esfuerzo por su rescate no lo hará nadie” / Natalie García

El reciente paro de Sidor pone de nuevo en el tapete el papel de los sindicatos y de la clase trabajadora en el país. Foto William Urdaneta
El reciente paro de 20 días en la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) no sólo demostró que los empleados de la acería están dispuestos a reclamar sus derechos, con el apoyo o no de su sindicato, también reveló que los gremios requieren revisarse y sobre todo evaluar su papel en momentos como los actuales.

Héctor Lucena, profesor e investigador de la Universidad de Carabobo, especialista en estudios laborales en América Latina, opina que dadas las circunstancias es preciso que la dirigencia se autoexamine, pues sólo ella puede aplicar los correctivos necesarios para subsanar sus debilidades y engrandecer sus fortalezas.

“Hay que repensar el sindicato, reforzar el sindicato. Muchas influencias han llovido sobre el sindicato, como si fueran retazos, tiene muchos compromisos como si fuera gobierno. La polarización desdibuja un poco el tema reivindicativo y en el ámbito de las empresas del Estado influyen las lealtades”, afirma.

Comenta el investigador que el trabajador ha perdido su verdadero papel como fuerza que genera producción en las empresas. Debido a la dinámica actual la condición proletaria está “muy desdibujada porque las lealtades se hacen diversas, lealtades al dirigente, lealtades a la consigna, lealtades a la corriente, claro que es importante lo sociopolítico, pero con la visión de la sociedad que se quiere, del desarrollo que se quiere, del papel del movimiento con relación a las fuerzas importantes del país, eso es importante pero tiene que tener un punto de anclaje con una actividad productiva que agrega valor, que agrega riqueza, que hace fuerte al trabajador”.

Pero en parte esto se desaprovecha, porque “cuando las empresas dan pérdida, son administradas erráticamente y se convive con eso, no se combate porque es el proyecto (político en este caso), se pierde la identidad propia (del sindicato). La fuerza de la clase está en que es productora, a la gente le dicen la producción descansa en el trabajo, el que cree eso debe tener una disciplina productiva y una responsabilidad mayor del que no cree. El que cree que el capital es más importante puede ser más relajado con la forma”.

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