viernes, 30 de agosto de 2013

Viajar con Venezolana es “inhumano” / Por Reyna Carreño

Veinte horas de espera tuvieron los pasajeros de Venezolana para poder llegar a su destino. (Fotos: Reyna Carreño)
El reloj marcó las 9.14 de la noche del 28 de agosto, cuando Alberto Aguilar, gerente de turno de la aerolínea Venezolana (RAVSA), se plantó frente a unas 200 personas y expresó su discurso: “Esto que están viviendo en este momento no es un caso aislado, es una gota más que derrama el vaso de todas las irregularidades que se cometen a diario, por eso quiero informarles que en estos momentos renuncio a mi cargo”.

Hacía apenas 10 minutos un avión de la aerolínea con destino a Porlamar había despegado, pero tuvo que regresar por presentar “averías”. Los pasajeros, que estaban en Maiquetía desde la mañana, bajaron del aparato con los ánimos caldeados y en busca de una explicación. Al clamor de los afectados se unió el de otros viajeros que esperaban para trasladarse a sus destinos desde diferentes horas del día.

Muchos de los presentes, varados en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, se sintieron identificados con el vocero, comprendidos, apoyados y pensaron que no estaban solos. Aguilar presintió la empatía y prosiguió, “Mi deber es quedarme con ustedes hasta que se resuelva el problema. Les prometo que todos regresarán a sus hogares esta noche”. A pesar de tener 12, 10 u ocho horas de espera, los pasajeros negociaron con el gerente y decidieron esperar “un poco más” para arribar a sus destinos; Porlamar, Cumaná y Maracaibo.

A las 10.30 la voz gangosa del alta voz anunció la salida del vuelo "xxx" con destino a Cumaná. Hubo algarabía general, pero la beatitud duró poco porque una vez más el avión tuvo que regresar a la pista al solo elevar vuelo, ya que la cabina se despresurizó y los pasajeros comenzaron a asfixiarse. Esta vez hubo pánico, mujeres y niños bajaron del aparato llorando, tosiendo y vomitando. Los hombres alterados buscaron pagar su impotencia con el personal de la aerolínea y hubo quien golpeó una papelera y lanzó una silla.

Una vez más Aguilar se dirigió al grupo. “Estamos tratando de resolver, pero ahorita no tengo aviones. Uno llegará como a las dos de la mañana y embarcaremos para Cumaná”. La multitud gritó, amenazó, hubo empujones y reclamos. “Y nosotros, a qué horas nos vamos” exclamaban preocupados los pasajeros de Porlamar y Maracaibo, muchos de ellos con niños dormidos en brazos.

Una vez más Aguilar y varios representantes del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) negociaron con los pasajeros y se tranzó una hora de salida: las 3.00 de la madrugada. Cada quien buscó un rincón, una silla, un espacio para sentarse o acostarse y descansar. Eran las 12.00 de la medianoche.

Leer mas: http://www.laverdad.com/zulia/35099-viajar-con-venezolana-es-inhumano.html