martes, 15 de febrero de 2011

Río Caribe atiende a la visita entre la montaña y el mar

Playa en Río Caribe | Fab Photo (Flickr)
La ricura de este pueblito en la costa de Paria es la imponente presencia del océano en contraste radical con la montaña tupida. Lo recomiendo mucho para los carnavales por la cantidad de playas, los paseos en peñero, las caminatas de bosque y mucho más.

¿Cómo llegar? Hay que atrave- sar toda la carretera de oriente si salen desde Caracas. Eso significa someterse a los cráteres con el riesgo de perder los cauchos --en el más leve de los casos-- por eso insisto en que viajen sólo de día. Total, las vistas son memorables.

Pasan Puerto La Cruz, Mochima, Cumaná y Carúpano, para entrar finalmente a Río Caribe y de ahí en adelante, la euforia de Paria.

Un pueblito sabroso. Confieso mi predilección por Río Caribe. Me fascina desde que llego, porque adoro su entrada de mar a mano izquierda, el malecón --que pudieron haber diseñado sin tanto cemento y con más vista de azules--, el restaurancito de Cosmelina --Mano Bendita-- con todas las recetas de Tamara Rodríguez más su toque personal, los peñeros de colorinches sobre la arena o flotando en las olas y el mercadito que se arma todas las mañanas donde llega el pescado fresco y venden empanadas y arepas.

Al cruzar a la derecha, a ambos lados de la isla bien alta, se conservan las casitas de antes con sus puertas y ventanas francas y de colores de trópico.

Al fondo la montaña tupida de vegetación y el Cristo con los brazos abiertos a la visita. Muchos de sus pobladores siguen creyendo en el turismo. Abren posadas y restaurantes, montan carritos de perros calientes o una panadería con café de máquina. Otros se agotaron de tanto creer y agarraron sus bártulos para probar vida en otros paisajes. Supe que la Posada Villa Antillana cerró y que Chocolates Paria tiene otros dueños.

Afortunadamente el cacao crece feliz y aromático y el chocolate se sigue produciendo. El hotelito en toda la entrada no hay forma de que funcione.

Tiene la mejor ubicación, pero jamás se lo han entregado a alguien que le importe y le duela. Sin embargo hay mucho posadero fajado, entregado a sus negocios que mantiene con esfuerzo a pesar de las pocas visitas. Hay para todos los bolsillos y modalidades y se las indico en Datos Vitales. Si quieren ver fotos y tener descripciones más precisas --además de hacer sus comentarios-- visiten nuestra página web: www.valentinaquintero.com.ve.

¿Qué hacer por estos predios?

Mi sugerencia es que se levanten temprano para que vayan hasta el mercadito y desayunen por ahí en los tarantines.

Luego ordenen su cava para que se instalen en alguna de las playas. Playa Medina es de las más famosas, con sus cocotales sanitos y la sombra amplia, montones de kioskos donde ofrecen pescado frito, ensalada y tostones, además de las empanadas y la maravillosa Eulogia vendiendo sus dulces. El agua es helada y creo que a veces hay demasiada gente.

Pui Pui queda más retirada y la carretera está vuelta fruta, pero me fascina. Es inmensa, franca, salvaje y poco concurrida. Ideal para acampar o instalarse en sus cabañitas de bahareque o en cualquiera de las otras posaditas.

El mar entra en tu vida sin nada que lo detenga. Otro sitio precioso es Playa Lisa --poco conocida-- pero lindísima y solitaria. No hay ningún tipo de servicios. Me seduce Chaguarama, con montones de matas de coco y esa sombra ligera que deja tomar el sol sin calcinarte las neuronas. Quienes no tengan carro o prefieran gozar la dicha de navegar, siempre tienen la opción de tomar un peñero en el pueblo e irse de playita en playita mientras observan con estupor esa vegetación tan verde y tupida que se lanza al mar.

Además de playa, recomiendo darse baños de aguas termales en Aguasana, un lugar extraordinario en la vía hacia El Pilar, con piscinitas de todas las temperaturas.

Pueden visitar las plantaciones de cacao para que aprendan cómo se cultiva y procesa.

O se van hasta La Sierra para que vean Paria desde arriba.

Si de entender el tesoro vegetal de la Península de Paria y la urgencia de conservarlo se trata sería regio que visitaran el Centro Ambiental Refugio del Bosque en Los Arroyos, por El Pilar. Ofrecen visitas guiadas para conocer las especies más representativas de Paria. Pueden comprar algunas maticas en su vivero.

En comiditas, no se les ocurra salir de esta zona sin comprar las exquisiteces que está preparando y vendiendo en su propia casa Tamara Rodríguez, la dueña de Pariana Café por años, investigadora de los sabores de Paria y ganadora del premio Armando Scannone este año. Hace picantes, dulces, frutas secas, conservitas y si la llaman con tiempo --(0416) 4942756, (0414) 7800398-puede preparar una cena en su propia casa en la calle Bermúdez. Otra tradición impelable es comprar los chorizos de Río Caribe, cuyas creadoras insisten con feroz convicción que son muchísimo mejores que los de Carúpano.
El Nacional.com

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