Durante su intervención en la Feria Comercial Asonahores 2025, Frank Rainieri, presidente del Grupo Puntacana, sorprendió al público al revelar en Zol cómo se decidió la sucesión dentro de su empresa familiar: “A Frank Elías no lo nombré yo, lo nombraron sus hermanas”, confesó Rainieri, explicando que la decisión fue tomada por sus hijos hace 14 años durante un viaje de trabajo que él organizó para evaluar quién podría continuar su legado empresarial.
Rainieri destacó la importancia de la colaboración familiar en la continuidad de las empresas: “No es tu hijo favorito ni el mayor; ellos son los que deben decidir quién tiene las condiciones para seguir adelante. Por eso trabajan como un equipo y no hay fricciones”, señaló, resaltando la visión de planificación y previsión que ha guiado a su familia, según Cachica.
El empresario aprovechó la ocasión para hablar de los proyectos estratégicos de Grupo Puntacana, incluyendo el centro de mantenimiento de aeronaves en operación y el relanzamiento de Punta Arena, así como la creación de un centro cultural que busca conectar a turistas y dominicanos con la historia y las raíces del país. Rainieri enfatizó que el desarrollo turístico requiere tiempo, esfuerzo y visión: “Un destino tarda de 8 a 10 años en madurar, y nosotros estamos comprometidos con inversiones sostenibles que beneficien a toda la región”.
Además, destacó el papel de la familia en la gestión diaria y su rol como guía: “Yo soy el coach de tercera base; mis hijos lideran y yo doy experiencia cuando es necesario. Ellos están a mil por ciento en todo”, aseguró, mientras reafirmaba la misión de Puntacana de impulsar la educación, la cultura y el turismo en República Dominicana.
Rainieri también reflexionó sobre la importancia de mantener viva la memoria histórica y las raíces familiares: recordó los aportes de su padre, quien escondió al cónsul Antonio Inber durante la dictadura de Trujillo y destacó por su humildad y discreción. “La vida es todo tu historial, lo que has tenido que vivir y luchar; eso es lo que deja un legado”, afirmó.
En cuanto a desarrollo turístico, subrayó que proyectos como Cabo Rojo y Pedernales representan oportunidades estratégicas para fomentar empleo y nacionalismo, beneficiando tanto a productores agrícolas como a pequeños comerciantes. “Si logramos un desarrollo adecuado, miles de familias se quedarán en la frontera, construyendo comunidad y economía local”, explicó.