martes, 6 de febrero de 2018

Carnavales en la playa, ERIKA PAZ

Comienza el año y este anuncia vacaciones. Aun cuando ya venimos de un mes de receso que más bien se relaciona con el recogimiento y el encuentro familiar, el calendario marca en rojo varias temporadas de descanso, la primera de ellas, las festividades de Carnaval. Muchos en este país asociamos la fecha con un tipo de encuentro más caribeño, el que se produce con el mar. Y como no hacerlo si Venezuela es toda Caribe, si este territorio cuenta con más de 4.000 kilómetros de costas, de los cuales 1.700 son de playas. Hay para donde escoger porque la variedad se hace presente en este abanico de posibilidades; aguas mansas, costas bravas, mar de base azul, grandes olas en tono tierra, fondos que son hogar de cientos de peces y otras especies para admirar, extensos caminos de arena y palmeras para recorrerlos. Quien diga que tal o cual es la playa más bonita de este país probablemente otro le dirá que está equivocado, porque es así, todas tienen su encanto y desgastarse en catalogarlas es perderse los detalles que regalan, yo dejé de hacerlo. Como soy calor y brisa, me propuse una vez conocer la mayor cantidad de ellas que pudiera en esta tierra, aun no lo he logrado, pero ya ye llevo un buen número tachado. Les cuento a continuación de algunos destinos tropicales que me han gustado mucho.

Las Penínsulas de Paria y Araya

Los extremos que engalanan esta entidad son diferentes en aspecto, parecidos en belleza. El primero rinde su playa al abrazo de la montaña, esconde diminutas bahías rodeadas de palmeras, presenta pueblos de amables costumbres y deja al descubierto los pequeños milagros del mar. En Paria he visto las tortugas jóvenes que caminan libres hacia su nueva vida, la inocencia y alegría de una vendedora de conservas de coco, la soledad de un puerto escondido. El segundo mantiene una estrecha relación entre el fruto de  sus aguas y el hombre, por eso para conocer Araya lo primero que hay que hacer es viajar a ella en La Palita, esa embarcación que desde Cumaná se conecta con el pueblo principal y lo conecta a uno de inmediato con el destino. Luego  hay que observar  la faena de los pescadores en cualquier ranchería de la zona o simplemente  sentarse a comer pepitonas frescas mientras se ve a las mujeres de Chacopata sacarlas de su concha, eso dejará inmediatamente en el visitante el sabor de este suelo en su paladar.

Morrocoy

Este es por excelencia el destino vacacional de quienes viven en el centro del país. El parque nacional ubicado en el estado Falcón tiene todo para presentarse como el territorio ideal para un descanso. La transparencia de su agua enamora, el contraste entre la arena blanca, el cielo azul y las palmeras crean un cuadro perfecto, las posadas que hacen vida en sus pueblos se han dedicado a tratar de ser el complemento que le falta al viaje. Adicionalmente para muchos, Los Cayos son sinónimo de fiesta. Sin embargo, yo prefiero visitarlos cuando sus áreas son apacibles, casi desoladas. Es allí donde se puede escuchar el sonido de las olas en Cayo Sur, nadar en Los Juanes sin tropezar con los yates, echarse a tomar el sol sin ser interrumpido en Sombrero. Si tienen oportunidad no se pierdan ese recorrido que hacen los lancheros hacia el Bajo Estrella y La Cueva del Indio, para hacer algo más.

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