Todas las cadenas hoteleras, como casi todos los negocios que siguen las tendencias dominantes, también los operadores turísticos, gastan un dineral en ‘branding’, aduciendo que es muy importante la marca como símbolo del producto. A veces, en los peores casos, casi todo acaba siendo marca y muy poco producto. En la celebración de los cincuenta años que Grupo Piñero llevó a cabo en Tulum, México, no había mucho motivo de alegría para las empresas de branding porque Piñero predominantemente tiene dos marcas que son de siempre, puro producto y muy poca o ninguna decoración: Bahía Príncipe para hoteles y Soltour para la comercialización de viajes. La primera tiene más de treinta años, la segunda estaba de fiesta.
La marca de la turoperación es la que ha celebrado los cincuenta años de que Pablo Piñero, ese peculiar y admirable empresario, pusiera en circulación en el mundo de las agencias y de la venta de viajes. Cincuenta años sin apenas cambios en la imagen, pero sí en el producto, al revés de lo que es habitual.
El acto de celebración tuvo lugar en uno de los hoteles del grupo en Cancún, al que sobre todo asistieron agentes de viajes de España y Portugal, sus principales clientes, la matriarca del clan, Isabel García y dos de sus hijas. Y estuvo el recuerdo emotivo de Pablo Piñero que ya hace ocho años que murió.
El acto, entrañable y emotivo, contó con la presencia de las autoridades políticas de la región y con los principales ejecutivos del grupo.
Piñero recordó su vocación turística, su compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad y su cuidado del cliente. Justamente lo hizo en donde tiene una muestra de casi todo lo que pretende porque en ese estado mexicano también tiene promociones inmobiliarias y uno de los mejores campos de golf que existen.
Ante prensa, políticos y, sobre todo, agencias de viajes, la familia hizo una exhibición de lo que es su política con los lugares en los que está presente, centrada en la sustancia y no tanto en el ruido, herencia del fundador. Un directivo contaba fuera del escenario que tiene una tarjeta con doce ideas de Piñero que en su momento repartió a la plantilla, hace años, explicando qué tiene que ser una empresa como la suya. “Hoy esos principios los releo como si fueran escritos ayer –decía– porque están tan en vigor como entonces”.
El grupo, además de las dos divisiones tradicionales, Soltour y Bahía Príncipe –que está ahora ‘casada’ con Hyatt–, tiene otras dos áreas, golf y alojamientos por un lado, y movilidad por otro, en una apuesta ecológica de futuro que ningún otro grupo de su perfil ha lanzado.
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