miércoles, 15 de octubre de 2025

¿Qué debería tener en cuenta un viajero al contratar un seguro de viajes?


Han pasado muchos años desde aquel primer “Hola a todos” con el que arrancamos conmochila allá por 2008, cuando soñábamos con Laos y con tener un rincón donde compartir nuestras experiencias viajeras. Desde entonces hemos cruzado fronteras, dormido en estaciones, enfermado en mitad de la nada y aprendido, a base de tropiezos, qué significa realmente viajar.

Porque al principio nadie piensa en seguros cuando está soñando con playas tailandesas, junglas o templos en Myanmar. Pensamos en mochilas, en libertad, en vivir con lo justo. Hasta que la libertad se rompe con un simple esguince o una intoxicación alimentaria. Entonces descubres que el seguro de viaje no era un trámite aburrido, sino la mejor inversión de tu aventura.

Y lo entendimos en carne propia. No porque nos guste hablar de pólizas ni números, sino porque sabemos lo que se siente cuando el cuerpo falla lejos de casa, cuando el inglés del médico se mezcla con el dolor y no hay más remedio que confiar en que alguien al otro lado del teléfono te ayude. Un seguro de viaje no te quita los sustos, pero sí te quita muchos problemas. Y eso, cuando estás a miles de kilómetros de casa, vale más de lo que cuesta.
 

playa

Por eso hoy queremos compartir lo que, después de tantos años viajando, consideramos esencial tener en cuenta antes de contratar un seguro de viaje. Más que una lista de coberturas, es una recopilación de lo que hemos aprendido —a veces por las buenas y otras no tanto— para que tu próxima aventura empiece con tranquilidad.

1. La cobertura médica no es un número cualquiera (ni todos los seguros son iguales)

Si algo aprendimos viajando por Asia es que ponerse enfermo en según qué países puede costarte una fortuna. Un seguro con una cobertura médica amplia no es un capricho, es una necesidad.

Y olvídate de aquello de “ya buscaré un hospital barato”. Cuando la cosa se complica, lo último que quieres es estar regateando el precio de una ambulancia.

Hoy en día existen pólizas muy completas que cubren prácticamente cualquier imprevisto. Por ejemplo, el IATI Estrella dispone de gastos médicos ilimitados, algo que da mucha tranquilidad cuando viajas a países donde una simple consulta puede costar cientos de euros. Además, puedes encontrar un descuento IATI muchos blogs de viajes —incluido el nuestro— para contratarlo con un pequeño ahorro.

Porque cuidar de tu salud no debería ser un lujo. Y si puedes hacerlo gastando menos, mejor aún.

2. Repatriación y regreso anticipado

Suena duro, pero hay que hablar de ello. Si pasa algo grave, necesitarás que el seguro cubra el traslado de regreso a tu país. También si un familiar enferma o fallece y tienes que volver antes de tiempo. Es una de esas coberturas que parece innecesaria… hasta que deja de serlo.

3. Cancelaciones, retrasos y equipaje

Viajar implica confiar en aerolíneas, trenes, mochilas y conexiones. Todo puede torcerse. Un buen seguro que cubra cancelaciones, pérdidas o daños en el equipaje y retrasos importantes te ahorrará más de un disgusto (y unos cuantos euros). No es lo mismo perder un vuelo y asumirlo, que hacerlo sabiendo que alguien te reembolsará el coste.

4. Aventura, sí. Pero con cabeza.

Si tu plan incluye trekking, buceo, moto o cualquier actividad “de riesgo” (y ojo, que para algunas aseguradoras casi todo lo es), revisa que esté expresamente cubierta. Algunos seguros ofrecen extensiones o packs para deportes de aventura.

Y si viajas a zonas remotas o de montaña, asegúrate de que incluya rescate y evacuación en helicóptero. No es una exageración: en Nepal, Indonesia o Filipinas puede marcar la diferencia entre una anécdota divertida y una pesadilla logística.

5. Asistencia 24 horas y en tu idioma

Cuando algo va mal, lo último que necesitas es una barrera idiomática. Asegúrate de que el seguro ofrece asistencia 24 h en tu idioma y por varias vías (teléfono, app, chat, email). Parece un detalle menor, pero cuando tienes fiebre y estás solo en un hospital de otro país, que alguien te entienda lo cambia todo.

6. La letra pequeña: ese enemigo invisible

Todos la odiamos, pero hay que leerla. Muchas pólizas no cubren enfermedades preexistentes, robos sin denuncia o accidentes bajo los efectos del alcohol. Dedicarle unos minutos a esa lectura antes de comprar el seguro puede ahorrarte disgustos después.

Resumiendo

Un seguro de viaje no se contrata por miedo, sino por tranquilidad. No es una coraza, es una red. Una que te permite disfrutar de lo que de verdad importa: vivir la experiencia sin preocuparte del “qué pasaría si…”.

Porque después de tantos años viajando, hemos aprendido que la libertad no consiste solo en ir sin planes, sino en saber que, si algo se tuerce, hay alguien que te cubre las espaldas. Y eso, en cualquier idioma y en cualquier país, vale oro.

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