El final de la pandemia pudo haber sido el final de Norwegian, la que otrora fuera una gran aerolínea privada noruega, con presencia en toda Escandinavia (Norwegian: de la quiebra a repartir dividendos).
Tras su éxito, su máximo ejecutivo y fundador, Bjorn Kjos perdió el norte y se lanzó a abrir ramas de negocio caóticas: tuvo una línea en Guadalupe y Martinica, otra en Argentina y, sobre todo, creó una de largo radio con base sobre todo en Londres, cuyas pérdidas casi acaban con el grupo.
A duras penas, de la crisis salió lo que tal vez Norwegian nunca debió dejar de ser: una aerolínea europea, con base sobre todo en Escandinavia. Y allí volvió y ha funcionado. Tan bien que este viernes ocurrió lo que jamás nadie hubiera soñado hace dos o tres años: ha comprado nada menos que otros 30 aviones 737Max.
Es la primera adquisición de aviones desde 2017 y supondrá un gran empujón a su flota actual de 94 aeronaves, todas 737.
El proyecto de Norwegian es fundamentalmente el de reemplazar los aviones más antiguos de su flota actual y, al mismo tiempo, crecer moderadamente en su disponibilidad de aeronaves.
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