Es norma pensar que los pasajeros son seres inocentes, inocuos, encantadores, perseguidos por horrendos y oprobiosos propietarios de aerolíneas que quieren quedarse con su dinero. Vean este titular de una historia que acaba de salir a la luz: “La aerolínea les pierde la maleta y encima los denuncia en los juzgados”.
La historia ocurrió en Canadá y el titular es estrictamente cierto. Pero no es toda la historia.
Los hechos no son nuevos, pero entenderán que se conozcan ahora, porque llevan un buen viaje judicial.
Una pareja que vivía en Toronto viajó a Vancouver, ambos en Canadá, con la aerolínea más importante del país, Air Canadá. Aterrizan, van a buscar la maleta y esta no está. Los propios pasajeros cuentan que fueron a la oficina de la compañía a explicar la pérdida y un empleado les dijo que no tenía idea en ese momento de dónde estaba la maleta pero que podían comprar cosas hasta una “cantidad razonable” para atender sus urgencias. Al final, en menos de 24 horas apareció la maleta.
El problema viene de qué es una “cantidad razonable”. La pareja remitió a Air Canadá 3.435 dólares de gastos para atender esas necesidades urgentes. La compañía les respondió que le pagaría 250 dólares, pero los pasajeros no aceptaron y siguieron el procedimiento, acudiendo a la Canadian Transportation Agency, que estableció que se le debían de pagar 2.079 dólares por esos gastos.
Pero Air Canadá no estaba por la labor de aceptar el veredicto de dos mil dólares y menos los 3.400 que pretendía la pareja, de manera que les presentó una demanda. La aerolínea ridiculizó públicamente que la factura incluyera 250 dólares en ropa interior, 570 por artículos de tocador, 1.121 por tres camisas y un vestido o 1.310 dólares por una maleta. Air Canadá dice que algunos de los gastos se hicieron después de que hubiera devuelto la maleta extraviada, pero los viajeros dicen que habían salido y no sabían que la maleta estaba ya en su habitación.
Al final, como ven, el problema está en qué significa “cantidad razonable”. Para mí, también en Canadá, también para un pijo, 260 dólares en ropa interior es un abuso.
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