2024 ha sido probablemente uno de los mejores años de este siglo para la aviación comercial. No obstante, la ‘fiesta’ va por barrios y al tiempo que en general todo el mundo registraba récords en sus cajas registradoras, dieciséis aerolíneas ya no volarán más. De alguna manera, la pandemia de Covid ha demostrado tener efectos retardados (pensemos en la crisis de la española Volotea que, en definitiva, se arrastra desde la aparición del virus). No obstante, también hay cierres por el caos de gestión y otros por una refundación de las compañías.
Los cierres han sido los siguientes, por orden cronológico.
El 12 de enero del año pasado desaparecía Albawings, de Albania, justamente en medio del boom de demanda para este país, del cual los grandes beneficiarios son Wizz Air y, en menor medida, Ryanair.
El 24 de enero dejaba de operar LIAT, de Antigua, en el Caribe.
En esos días también cesaba operaciones la armenia Fly Arna, en un país cuya aviación civil está en el caos.
Más importante, en febrero dejaba de operar la canadiense Lynx Air.
Humo Air, de Uzbekistán, cerró el 11 de marzo, también cuando su país empieza a mejorar en interés turístico.
El mes acabó con el último vuelo de la histórica y estatal Air Malta (no confundir con Malta Air, propiedad de Ryanair). Nadie notó su desaparición porque los mismos aviones y básicamente el mismo personal se hizo cargo de su sucesora, KM Malta Airlines, también estatal.
En abril cerraba iAero de Estados Unidos, una chárter de dimensiones muy pequeñas.
En junio caía JetAir Caribbean, una pequeña aerolínea de Curaçao, una isla que con Aruba constituyen posesiones de ultramar de Holanda.
En agosto dejaba de operar Canadá Jetlines.
Lanmei, de Camboya, caía también en agosto.
OTT de China paraba en octubre.
Igual que CSA, una aerolínea estatal Checa con más de cien años de antigüedad, lo que provocó un cierto ruido, a pesar de que la empresa ya estaba muy maltrecha y apenas tenía rutas.
Octubre también es el mes de la ‘muerte’ de Eagle Air de Islandia (nada de relieve).
FlyEgypt, de Egipto, sí tenía más importancia y murió en ese mismo mes.
Y las dos últimas compañías fallecidas: Vistara, en la India, que deja de existir, pero no de volar porque ha sido absorbida por Air India. La propiedad de Vistara, la familia Tata, compró a la estatal Air India y, con buen criterio, apuesta todo a la nueva marca, por lo que ha decidido cerrar su antigua y consolidada Vistara.
Y, finalmente, murió la estatal estonia Nordica, que nunca había llegado a ser importante pero que fue noticia porque no es frecuente que un gobierno deje caer una empresa pública.
Como ven, en general son aerolíneas muy endebles, de muy poca flota, excepto justamente las que han seguido volando con otras fórmulas jurídicas.
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