Javier Puente, presidente de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México y fundador de la cadena de hostales Casa Pepe, resaltó el segmento hostelero mexicano y compartió su visión como empresario.
Puente destacó que los destinos enfocados en el llamado “turismo bohemio”, como Tulum, Bacalar, Sayulita y Puerto Escondido, han crecido rápidamente, pero también enfrentan desafíos derivados de la falta de planificación. «Muchos están entrando en etapas de volatilidad: ya sea por inseguridad, deterioro ambiental o desplazamiento de comunidades locales», advirtió.
Según Puente, México se posicionó como uno de los siete mercados más grandes de hostales a nivel mundial, representando el 7% de la oferta nacional de hospedaje en este rubro. «Ya somos más grandes que Barcelona en número de hostales; la Ciudad de México tiene más de 60 establecimientos de este tipo», afirmó.
Además, se estimó que los hostales podrían alcanzar el 20% del total del hospedaje nacional en los próximos años, convirtiéndose en uno de los tres segmentos clave junto con los hoteles y los departamentos turísticos. “El reto es profesionalizarlos y poner en valor su conexión con los viajeros y con el destino”, comentó.
En su faceta de empresario, Puente explicó que Casa Pepe está en un proceso de consolidación, enfocándose en proyectos como el de Sayulita. Este modelo busca conectar a los viajeros con la identidad cultural de la región, trabajando con comunidades originarias wixárikas, pueblos conocidos en español como huicholes. «Queremos generar derrama económica que beneficie a las comunidades locales y que preserven su riqueza cultural y natural», expresó.
El líder hotelero también subrayó la necesidad de implementar programas gubernamentales que fomenten la sustentabilidad y la protección cultural en estos destinos emergentes. «Es crucial preservar el medio ambiente y fortalecer la identidad de los lugares para evitar que pierdan su esencia», concluyó.
Como lo informó REPORTUR.mx, hace cuatro años los hostales de Cancún se reinventaban y ante la falta de huéspedes muchos habíandecido poner en alquiler sus habitaciones a los propios habitantes del estado. Por 3.500 pesos al mes en ese momento, el usuario tenía derecho a una cama, los servicios del hostal como el wifi y las zonas comunes. (Hostales de Cancún dan un giro y empiezan a alquilar habitaciones).
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