Normalmente los impuestos son enemigos del turismo. Pero ocasionalmente puede ocurrir lo contrario, como en este caso: el gobierno brasileño ha implantado un impuesto a los productos tecnológicos que se encarecen sensiblemente. El resultado ha sido que miles de ciudadanos del país se han lanzado a viajar a Estados Unidos a comprar allí sus ordenadores. Con lo que ahorran, se pagan el viaje. Normalmente compran dos equipos, por lo menos, con lo que aún ganan dinero.
Incluso se gana dinero cuando el gasto en el equipo informático es superior a mil dólares y tiene que para un impuesto en el propio Brasil al regresar. Da igual: con el cambio de moneda, siempre sale más barato, de manera que el turismo hacia el norte se ha disparado.
Sudamérica está acostumbrada a estos flujos migratorios turísticos masivos. Los paraguayos y chilenos viajan a Argentina a comprar productos de maquillaje y parafarmacia, mucho más baratos que en sus países. Pero al ser países fronterizos, son viajes de un día. En cambio, en este caso son viajes a Estados Unidos, en avión, más costosos.
Antes los brasileños viajaban a Venezuela a comprar barato, pero sobre todo eso ocurría en zonas fronterizas, porque Venezuela tampoco vende hoy productos de gran coste.
Los vuelos de las aerolíneas que cubren normalmente las rutas entre Sao Paulo, Rio o los demás aeropuertos del país con Nueva York, Miami o Dallas, los aeropuertos más frecuentes, están volando con los asientos ocupados y algunas han reforzado sus servicios. Los precios de los billetes están en la banda alta, pero el negocio para el viajero sigue siendo considerable, si pensamos que además pasa unos días en un destino como Estados Unidos.
Sudamérica está acostumbrada a estos flujos migratorios turísticos masivos
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