Mongolian Airlines es la aerolínea de Mongolia, como sugiere su nombre. Tiene su base en Ulán Bator. Dispone de varios aviones en su flota y de ellos uno es un Boeing 737Max (Boeing pide a China una salida para el B737 Max).
El avión estaba a punto de cumplir tres años sin operar, hasta que consiguió un permiso especial para hacerlo. Su primer y último vuelo en todo este tiempo. Porque el avión, que sí puede volar en Mongolia, tiene vetados casi todos los aeropuertos de destino, que son chinos y que también tiene prohibido el sobrevuelo del modelo Max en su espacio aéreo. Al norte el país tiene a la dura Siberia rusa.
Hasta esta semana, cuando China concedió un permiso extraordinario al avión para que pudiera volar a Guangzhou, sólo excepcionalmente. Es también la primera vez en todo ese tiempo que un B737Max entra en China. Al avión, según Travel Radar, voló este lunes pasado, partiendo a las 4.40 de la madrugada desde Ulán Bator y aterrizando en Guangzhou a las 8.18. El avión fue también autorizado a regresar al día siguiente, seguramente para seguir descansando.
Ya todo el mundo conoce la historia incomprensible desde el punto de vista técnico –tal vez no así desde el punto de vista político– del 737Max en China: no puede volar porque es el único país del mundo que no ha recertificado el avión, una vez que Boeing ha introducido los cambios necesarios y cuando ya lleva tiempo operando normalmente en el resto del mundo.
Políticamente la cuestión es más compleja porque Estados Unidos, incluso con la administración de Joe Biden, está en lucha comercial con China por la primacía en varios entornos tecnológicos, entre ellos en la fabricación de aviones.
Políticamente la cuestión es más compleja porque Estados Unidos, incluso con la administración de Joe Biden, está en lucha comercial con China por la primacía en varios entornos tecnológicos, entre ellos en la fabricación de aviones.
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