La compañía húngara de aviación Wizz Air pretende ser la low-cost de referencia, aunque aún tiene que crecer mucho para alcanzar a Ryanair e incluso a Easyjet. Acaba de hacer públicos los datos financieros del periodo abril, mayo y junio, el primer trimestre fiscal del año, y perdió 285 millones de euros, mucho más que la compañía suiza, pese a ser una aerolínea más pequeña, y a una distancia sideral de la irlandesa, que tuvo beneficios. (Ryanair y Wizz Air: cara y cruz en coberturas de combustible)
Tengan en cuenta que el año pasado, en plena pandemia, en el mismo periodo Wizz Air tuvo unas pérdidas de 109 millones.
Pero hay dos explicaciones que no arreglan el agujero pero que están ahí: por un lado, aunque no ha trascendido suficientemente, Wizz Air está teniendo grandes retrasos y cancelaciones como consecuencia de la crisis en los aeropuertos y, en segundo lugar, la compañía no tenía asegurado el precio del combustible, por lo que su factura es una de las más altas del mercado. (Wizz Air también suprime el 5% de sus vuelos)
Jozsef Varadi, el máximo ejecutivo, dijo que la aerolínea esperaba aumentar su oferta en un 30 por ciento, medida en asientos por kilómetro, comparado con los niveles anteriores. Los ingresos han subido un 10 por ciento en asientos por kilómetro en relación con 2019, lo que es un dato positivo.
Varadi dijo que estaban normalizando las operaciones al haber bajado el nivel de utilización de los aviones en un cinco por ciento, en parte por imposición de varios aeropuertos.
Wizz Air dijo ayer que mantiene su plan de expansión con la aceptación continua de nueva flota, lo cual en buena medida supone abrir nuevas rutas, las cuales no siempre empiezan teniendo unas rentabilidades comparables con las rutas existentes. Es líder en Europa Oriental y está ahora intentando sentar raíces en Gran Bretaña y en Italia, países en los que ha tenido una gran expansión.
Es tiempo de una espera activa que es el significado de fondo de la palabra esperanza.
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