El pasado 19 de febrero se cumplieron tres años del cierre de la frontera y el intercambio comercial entre las islas Aruba, Bonaire, Curazao (ABC) y el estado Falcón por decreto presidencial. Lo que dejó a más de 7.000 familias sin sustento y con los proyectos en mano como el de que uno de sus puertos pudiera convertirse en la entrada y salida para la ruta del comercio más grande del mundo propuesta por China y que incluye a Norteamérica, Europa y el Caribe.
Aunque en reiteradas oportunidades los marinos afectados en el comercio histórico con estas islas, para llevar pescados, frutas y hortalizas, han pedido la apertura de las fronteras, esto no ha sido posible por decisión de los gobiernos, aunque las Cámaras de Comercio de la región conocen de conversaciones internacionales que se han dado en los últimos meses y que pudiera ser una ventana a la pronta recuperación de este mercado flotante que ahora está casi muerto.
Visitas de Curazao y Aruba
Las islas ABC reciben productos de Colombia, tal y como lo hacían los falconianos tres años atrás; sin embargo, este intercambio es mucho más caro que el que tenían con Venezuela y la calidad de sus productos desmejora por la lejanía entre ambas naciones, a diferencia de La Vela, que está ubicada a solo 50 millas náuticas de Curazao.
Ante esta situación y la necesidad de estar preparados para la reapertura del comercio flotante, los comerciantes han organizado encuentros virtuales y reales con las Cámaras de Turismo y Comercio de las islas ABC.
Varios encuentros se hicieron en La Vela durante la segunda semana de febrero a los que asistió Marcos Leal, jefe de la Oficina de Turismo de Curazao, esto generó que ambas naciones reconozcan que necesitan la reactivación de este importante comercio, además la representación del vecino país se comprometió a patrocinar las festividades de Los Locos de la Vela que se celebra cada 28 de diciembre en el municipio Colina, ciudad histórica, Patrimonio Cultural de la Humanidad por disposición de la Unesco desde el 9 de diciembre de 1993.
Los problemas que ha dejado el cierre
El intercambio comercial entre las islas ABC y los falconianos es histórico, situación que les generaba buenos ingresos a los pescadores y que mejoró su calidad de vida y la de sus familias. Esto cambó con el cierre de la frontera y la pandemia por el COVID-19. Algunos marinos migraron a otros países, otros se dedican a otra cosa.
Con ello, las embarcaciones también se fueron deteriorando junto al poder adquisitivo de las familias que impide que sean recuperadas. La Cámara de Comercio de Colina contabiliza el 60% de las embarcaciones necesita reparación de casco y motor y un gasto de al menos 10.000 dólares por cada una de ellas.
“La situación es compleja y difícil. Son tres años de la paralización de las actividades, unos se han ido del país y otros se han dedicado a otros oficios, pero ninguna actividad les va a dejar los ingresos que les deja esta comercialización. La Vela es un cementerio de embarcaciones”, dijo a El Pitazo Juan Gotopo en representación de la Cámara de Comercio de Colina.
El muelle de Muaco recibió entre 2009 y 2014 más de cuatro cruceros británicos que visitan el mundo, sobre todo donde hay historia, y son cualidades que brindan La Vela de Coro y el Centro Histórico de Coro, junto a su cultura, tradiciones y costumbres que además generarían empleos directos e indirectos y se incentivaría el turismo en al menos cinco municipios; los tres de la Península de Paraguaná, Colina y Miranda.
Otro de los problemas es que el gobierno de Falcón no tiene un registro de este comercio y el Estado no recibe beneficios económicos de este intercambio. El gobernador Víctor Clark ha sido recurrente en sus discursos que este comercio flotante es de suma importancia, pero debe registrarse y dejar ingresos a la nación que permitan invertir en las mejoras para los puertos y otras necesidades que tienen a orillas de playas.
Tampoco están registrados en la Cámara de Comercio y al menos el 70% de los marinos no tiene pasaporte. Solo cuentan con la fundación “Barquitos de Venezuela” que es la que ha organizado las protestas y las solicitudes para reunirse con el gobernador desde que se cerró la frontera, pero hasta el 22 de febrero no habían tenido respuesta de esta solicitud.
Eli Quiñones, vicepresidente de la fundación “Barquitos de Venezuela”, denunció que el cierre afectó la economía de más de 7.000 familias solo de La Vela y tienen 44 embarcaciones dañadas debido a los tres años sin trabajo.
La intención de estas reuniones que están llevando entre comerciantes de las islas y el estado Falcón, es tener adelantado los requisitos y mejoras que deben lograr al momento de que ambos países deseen abrir la frontera.
Por ahora tienen como propuesta la reactivación del Muelle Muaco para que se convierta en Zona Económica Especial y activar el comercio de productos y subproductos venezolanos para aprovechar el comercio internacional a través de Curazao.
“Se puede conectar la ruta, La Vela- Curazao- Róterdam del Reino de los Países Bajos, el puerto más importante de Europa y así conectar con la ruta de la seda que está planteando China, que propone ser la más grande del mundo. La Vela de Coro puede ser la puerta de entrada y salida, no solo de productos venezolanos, sino del subcontinente suramericano; no solamente para llevar productos desde Suramérica a Europa, Asia y Norteamérica, sino también viceversa”, agregó Juan Gotopo.
Entre las variables que ayudarían al puerto de Muaco es su fácil acceso a las rutas terrestres nacionales y las marítimas internacionales convirtiéndose en el primer lugar de Venezuela en conectarse directamente al comercio internacional a través de la ruta de intercambio comercial.
La Vela de Coro puede ser la puerta de entrada y salida, no solo de productos venezolanos, sino del subcontinente suramericano
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