¿Habremos aprendido la lección? Ómicron, variante descubierta el 24 de noviembre, desató el pánico a nivel global. Los gobiernos de todo el mundo, pese a la experiencia adquirida después de casi dos años de pandemia, actuaron nuevamente de forma instintiva, imponiendo duras restricciones a los países del sur de África (Restricciones vs contagios: el Covid y sus variantes, imparables).
Como no podía ser de otra manera en un mundo globalizado como el actual, su reacción fue en balde y la nueva variante se ha expandido por todos y cada uno de los rincones del planeta, quedando demostrado una vez más la ineficacia de este tipo de medidas.
Según revela la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), a 13 de diciembre un total de 90 países habían aplicado prohibiciones de viaje a Sudáfrica y otros cinco habían cerrado completamente sus fronteras. A 5 de enero, 23 días después, el bloqueo al país africano persistía en 78 países.
Mientras que la imposición de restricciones ha tenido un efecto nulo en la propagación de Ómicron, sí ha tenido un impacto dramático en el negocio de la aviación. El lobby aéreo revela que la venta de billetes se desplomó dentro de Sudáfrica desde el 45% de los niveles previos a la pandemia a alrededor del 7%. En el caso concreto de los vuelos internacionales, los reembolsos superaron durante varios días al número de billetes vendidos.
Pese a sufrir un nuevo e importante revés como consecuencia de la explosión de contagios, IATA hace una lectura relativamente positiva por el hecho de que el Covid-19 pueda empezar a tratarse como una enfermedad endémica y ya no como pandemia. “Esta sería una buena noticia para la aviación a medio plazo”, sentencia.
Pese a sufrir un nuevo e importante revés como consecuencia de la explosión de contagios, IATA hace una lectura relativamente positiva por el hecho de que el Covid-19 pueda empezar a tratarse como una enfermedad endémica y ya no como pandemia
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