Petite Terre en las Antillas de Guadalupe es un paraíso de la biodiversidad. En sus dos islotes, deshabitados desde 1976, la fauna y la flora son las 'reinas' indiscutibles. Este espacio, reserva nacional desde 1998, es un bastión de la "iguana delicatissima". Hay 10 000 ejemplares de este tipo de iguana en Petite Terre, un tercio de la población mundial.
Pero el equilibrio de este ecosistema está amenazado por el turismo y por el cambio climático. Gracias a un proyecto europeo, un grupo de científicos terrestres y otro especializado en especies marinas mide, observa y protege Petite Terre.
"El año pasado, en el marco de la vigilancia del medio marino, se identificó una colonia de coral "Acropora palmata". Este año, los científicos decidieron estudiar esta colonia de coral para seguirla a lo largo del tiempo y ver cómo evoluciona ante el número de visitantes y los posibles impactos del cambio climático" declara Léa Sebesi, encargada de las misiones científicas, técnicas y policiales de la asociación Titè.
El proyecto está dotado con algo más de medio millón de euros (553 260 euros). El 70.8 % de esta cantidad (391 708 euros), procede de la Política de Cohesión Europea. La reserva cuenta con 842 hectáreas de mar, protegidas de todo tipo de pesca, y con 148 hectáreas terrestres
En Petite Terre hay 165 especies de pájaros. Anthony es ornitólogo En sus 23 años observándolos constata que algunos como el vuelvepiedras (“tourne pierre”), o el correlimos semipalmeado, (Calidris pusilla) están disminuyendo.
"Pero, afortunadamente, no todo son malas noticias. Podemos poner como ejemplo las crías de charrán mínimo. No solamente hemos conseguido aumentar o al menos estabilizar el número de parejas que se instalan cada año para criar, sino que, sobre todo, gracias a la colocación de plataformas, tenemos decenas de polluelos que salen del cascarón cada año. Resulta verdaderamente fantástico", afirma el ornitólogo Anthony Levesque.
Allí solamente se llega en barco y está prohibido fondear para proteger el coral. Los patrones acreditados para entrar en la reserva tienen la obligación de dar dos charlas a los turistas sobre la fragilidad del ecosistema y realizan con ellos un itinerario didáctico de una hora en una zona limitada de Terre-de-bas. El otro islote está prohibido al público.
La asociación Titè, creada en 2002 y constituida por miembros de la población local, es cogestora de la reserva de Petite Terre con la Oficina Nacional de Bosques (ONF).
"La normativa es muy estricta. La gente no puede tomar nada de ninguno de estos lugares. Los agentes medioambientales pueden poner multas de hasta 1 500 euros. Y la persona que se oponga a una inspección puede ser multada con hasta 75 000 euros", señala Alain Saint-Auret, responsable de servicio de guardas de la asociación Titè.
Petite Terre está protegida también por el silencio y el arrecife coralino. Prudentes y humildes regresan quienes han visitado esta 'Pequeña Tierra'.
"La normativa es muy estricta. La gente no puede tomar nada de ninguno de estos lugares. Los agentes medioambientales pueden poner multas de hasta 1 500 euros. Y la persona que se oponga a una inspección puede ser multada con hasta 75 000 euros", señala Alain Saint-Auret, responsable de servicio de guardas de la asociación Titè
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