Aunque el cierre de las fronteras y la pandemia dificultan los intercambios, las manifestaciones artísticas siguen uniendo a venezolanos y curazoleños
Además del turismo y el comercio, la relación entre Venezuela y Curazao ha estado marcada por el intercambio cultural. Las manifestaciones artísticas, la historia sefardí del siglo XVIII, la pintura, la música y la artesanía han construido un profundo lazo de hermandad entre ambos pueblos.
En La Vela de Coro se encuentra la Plaza Antillana, que rinde homenaje a los estrechos vínculos que siempre han existido entre este pueblo del occidente venezolano y el Caribe Neerlandés.
En Coro, capital del estado Falcón, existe un barrio llamada Curazaito, en honor a la llegada de negros libres desde Curazao. Este barrio colinda con el sector La Guinea, cuna del tambor coriano que lideró Olga Camacho, con ascendencia curazoleña.
El antropólogo José Millet explica en un ensayo titulado “Tambor Coriano”, que en el transcurso del siglo XX los curazoleños asentados en Coro desempeñaron un papel muy importante en la reafirmación del tambor como signo emblemático de la expresión artística de la cultura tradicional popular. Agrega que los curazoleños abrieron el camino para que se estudiaran y aprendieran nuevamente las claves del tambor, que estuvieron debilitadas o relegadas durante un tiempo.
Si bien el cierre de las fronteras con el Caribe Neerlandés ha puesto sobre el tapete el impacto que sufre la economía, no se puede dejar un lado el efecto negativo que este hecho ha tenido sobre los nexos culturales.
Golpe duro
“El cierre de fronteras fue un golpe duro para todos los artistas porque nosotros difundimos las tradiciones venezolanas en Aruba y Curazao”, narra Richard Barragán, de 53 años, oriundo de La Vela de Coro, marino y músico profesional.
Barragán cuenta que tuvo la oportunidad de participar en varios encuentros de gaita en Curazao en épocas decembrinas. Las oportunidades tocaban su puerta a través de la agrupación de gaita Caramelito.
“En la isla hay varias agrupaciones de gaita integradas por curazoleños, yo tuve la oportunidad de estar en el museo Shon Cola, muy importante en Curazao porque ahí reposan varios instrumentos originales del tambor”, explica.
Recuerda que durante un tiempo, luego de vender frutas en el mercado flotante de Curazao, fue contratado por una agrupación musical que le pagaba hasta 30 dólares por presentación.
Barragán espera con ansias la reapertura de las fronteras para volver a retumbar el tambor veleño en la isla. “Nos estamos preparando para la reapertura y queremos retomar las presentaciones culturales en varias partes de la isla, nuestro sueño es presentar nuestra agrupación allí, viajaremos en nuestras lanchas”, puntualiza.
Bloqueo total
Pedro Chacón, de 45 años de edad, es el presidente de la Fundación Locos de La Vela, expresión cultural que data de más de 70 años. Lamenta la ruptura diplomática entre el Caribe Neerlandés y Venezuela, especialmente porque paralizó la exportación de talentos y manifestaciones artísticas a las islas.
“Estamos tratando de restablecer los lazos, pudimos haber hecho muchas cosas si no fuera por el cierre de fronteras que se sumó a la pandemia. Inclusive, teníamos una nueva participación en el carnaval 2021 y la oportunidad de realizar una mesa de negociación turística y cultural en Curazao, donde íbamos a llevar entre 20 y 40 obras artísticas que iban a ser exhibidas y subastadas en la casa de la cultura de Curazao. El cierre de fronteras bloqueó todos estos planes, pero con el nuevo gobierno de la isla se espera darle continuidad a estos convenios”, expresa Chacón.
Los Locos de La Vela representaron a Venezuela en los 50 años de los carnavales de Curazao en 2020. El desfile del tricolor causó un impacto emocional en la diáspora venezolana. “Como venezolanos para nosotros fue algo histórico encabezar el cierre del desfile de los carnavales, ya tenemos en nuestras manos la invitación para representar a Venezuela en los carnavales de 2022, espero que se pueda”, dice emocionado.
En agenda
Al margen de los conflictos políticos, Chacón apunta que la pandemia del COVID-19 se ha convertido en un nuevo obstáculo para el intercambio. Sin embargo, detalla que sostuvo encuentros virtuales con representantes culturales del gobierno de Curazao.
Con respecto a los planes por desarrollar, destaca “la repatriación de algunos cuerpos que reposan en el cementerio judío ubicado en Coro, por el significado histórico que representa para la isla, el impulso de escritores venezolanos y una propuesta de construir en el estado Falcón un monumento en honor al almirante Luis Brión, quien tiene una estatua en Curazao por su apoyo al libertador Simón Bolívar”.
Con inspiración
La historia es distinta para el joven migrante y escritor venezolano, Jaime Andrés Peña, de 28 años, nativo de La Vela de Coro. Reside en Curazao desde hace cuatro años y se ha desempeñado en diferentes oficios en busca de estabilidad económica.
Viajó a la isla en 2018 y desde entonces las playas, el cielo, la música y el colorido de las calles de Curazao son su inspiración para publicar sus poemas todas las semanas en su sitio web.
“Venirme puso un extra de nostalgia a lo que venía escribiendo. Soy bloguero y vivir acá me hace estar inspirado constantemente, pero tardé mucho en darme cuenta de la vibra de esta isla”, confiesa.
Poco a poco fue conociendo personas que lo hicieron parte del lugar, por medio de las cuales estableció contactos con algunos movimientos y festivales. “El primer festival al que fui, y donde pude proyectar mi carrera, lo conocí gracias a una muy querida amiga que compartió conmigo un post publicitario”, relata.
Para el arte
Con el comienzo de la pandemia del COVID-19, apareció su primera oportunidad en un grupo de escritores vía online cada domingo a las 4 de la tarde. “Nos reunimos por dos meses y luego participé en el ‘Writters Festival Curacao’, una propuesta online en la que logré estar en el top 3 entre alrededor de 50 participantes”, describe.
Peña participó en un curso llamado Writters Festival Curacao, donde tuvo su primera presentación en público. Igualmente, ocupó el puesto número 15 de 107 escritores en el festival ‘Skirbi bo soño’. “En la primera participación que tuve en el festival de escritores debía seguir la línea del COVID, sin embargo, yo fusioné ese tema con mi experiencia al emigrar”, indica.
Peña asegura que Curazao le ha dado la oportunidad de crecer artísticamente y considera que hay espacios para la cultura venezolana. “Como artista, considero que debe existir el trabajo personal duro y constante para hacerlo coincidir con las oportunidades. Curazao es un lugar con mucho espacio para el arte y la cultura en general”, afirma.
“Como artista, considero que debe existir el trabajo personal duro y constante para hacerlo coincidir con las oportunidades. Curazao es un lugar con mucho espacio para el arte y la cultura en general”
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