Su fundador y vicepresidente, Julio Martínez Sola, fue adjunto a la presidencia y primer ejecutivo de Air Madrid, una aerolínea que se declaró en concurso necesario de acreedores en 2006, tres años después de arrancar.
De hecho, la empresa cesó sus operaciones por sorpresa durante la Navidad del citado año, dejando en tierra a decenas de miles de pasajeros que querían viajar a sus países en Sudamérica.
Esto ocurrió horas antes de que la Dirección General de Aviación Civil les retirara la licencia para operar por reiterados incumplimientos en materia de mantenimiento de sus aviones que afectaba a la seguridad.
La suspensión de los vuelos de Air Madrid en 2006 llegó a ser denunciada ante la Audiencia Nacional por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) por un presunto delito de estafa, ya que la empresa habría vendido billetes de viaje a pesar de que su situación bordeaba el cierre. El entonces juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska llegó a tomar declaración a Julio Martínez Sola como imputado.
El ahora ministro de Interior en el Gobierno de Pedro Sánchez archivó la causa esgrimiendo que los gestores de la aerolínea desconocían la que se les venía encima (el concurso de acreedores, en 2007) cuando vendieron esos billetes a sus clientes.
Una aerolínea en Venezuela
Además, el máximo responsable de las finanzas de Plus Ultra, Alejandro Delgado, presidió Santa Bárbara Airlines (SBA), una aerolínea venezolana que quebró en 2018 por problemas de solvencia.
El directivo venezolano saltó del ‘barco’ a finales de 2017, cuando ya existían rumores de quiebra y apenas seis meses antes de la disolución definitiva de SBA, tal y como desveló Vozpópuli.
Delgado tomó los mandos de la aerolínea venezolana en 2015, tres años antes de que quebrara tras 22 años de vida. Actualmente es el director financiero de Plus Ultra desde enero de 2021, hace apenas tres meses. No obstante, aterrizó en la aerolínea como gerente general adjunto en noviembre de 2017, cuando abandonó SBA y coincidiendo con la entrada del capital venezolano en la empresa española.
Además, no es el único alto directivo de Plus Ultra con pasado en la extinta SBA. El gerente de Planificación Estratégica y Presupuesto, Daniel Lapera, fue director de finanzas de la antigua aerolínea venezolana. El responsable de Compras de Plus Ultra, Rafael Betancourt, también era director de catering en SBA.
SBA Airlines formaba parte del holding Grupo Cóndor, que operaba en Venezuela y la República Dominicana. El grupo era propiedad del empresario venezolano Simeón García. El conglomerado de empresas, todas vinculadas al mundo de la aviación, estaba integrado por SBA, Aserca Airlines, Pawa Dominicana y Línea Turística Aereotuy (LTA); aunque todas acabaron quebrando en 2018.
Air Asturias, ni dos años de vida
Ahora, a este historial se suma la quiebra de Air Asturias, tal y como adelanta Vozpópuli este miércoles. El que fuera máximo responsable de esta aerolínea, que sólo estuvo en funcionamiento un año y medio, ahora es el actual supervisor general de Plus Ultra, Antonio Vicente Grueso.
Fuentes conocedoras del equipo directivo aseguran que la función de Grueso desde el inicio en la compañía ha sido “asesorar” a sus fundadores.
Vicente Grueso comenzó a actuar como director general de Air Asturias a mediados de 2006, en el ecuador de la corta trayectoria de la aerolínea, hasta su desaparición en 2007. Una historia que guarda paralelismos con la de Air Madrid, el embrión de Plus Ultra. Este medio ha podido confirmar que Air Asturias y Air Madrid compartían, de hecho, accionistas mayoritarios.
Air Asturias, la primera aerolínea de capital asturiano, nació a finales de 2005 con el objetivo de conectar el aeropuerto regional con una quincena de destinos, aunque eso nunca ocurrió.
La empresa, que apenas contó con un avión en alquiler, sólo operó durante dos meses -entre noviembre de 2016 y enero de 2017- a cuatro ciudades: París, Lisboa, Roma y Madrid.
Los promotores de Air Asturias atribuyeron el fracaso empresarial a que las franjas horarias adquiridas (conocidas como slots) no eran las más rentables y a la falta de subvenciones por parte del Principado.
Los promotores de Air Asturias atribuyeron el fracaso empresarial a que las franjas horarias adquiridas (conocidas como slots) no eran las más rentables y a la falta de subvenciones por parte del Principado.
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