Esta decisión devela nuevamente el fracaso de la política monetaria venezolana, que se realiza desde la discrecionalidad del régimen y no desde la autonomía del banco central, como ocurriría en una república democrática respetuosa de su constitución y sus leyes.
El valor de nuestra moneda se ha erosionado a niveles inimaginables y las contradicciones son numerosas. Por ejemplo, se crean nuevos billetes de denominación de 500.000 bolívares y 1.000.000, en un escenario donde los bancos apenas entregan 400.000 bolívares de efectivo por día. El valor de dichos billetes al tipo de cambio oficial equivalen a poco más de 0.1; 0.25 y 0.5US$ y muchas son las preguntas que surgen: ¿Cuánto habrá costado a la nación tal emisión? El costo de impresión, ¿superará el valor facial del billete? ¿Qué sentido tiene esta impresión de billetes, cuando la mayoría de las transacciones en bolívares se ha digitalizado?
Uno de los problemas más importantes que impactan a la banca y en general a la administración de las empresas, es que sus sistemas se ven colapsados ante la longitud de guarismos que tienen las transacciones. Esta nueva impresión no ayuda en nada a esta resolver esta apremiante situación. ¿No hubiese sido más eficiente, avanzar en una nueva reconversión monetaria y posteriormente haber impreso billetes que tuvieran utilidad efectiva para realizar transacciones?
Esta nueva medida del BCV es una declaración abierta del enorme fracaso de la política monetaria ejecutada por un ente sojuzgado a los propósitos del régimen, que no sólo asume abiertamente el inexistente valor de la moneda nacional, sino que además dilapida el poco dinero de la República.
Opinión por: Karelys Abarca. - Descifrado
Esta nueva medida del BCV es una declaración abierta del enorme fracaso de la política monetaria ejecutada por un ente sojuzgado a los propósitos del régimen, que no sólo asume abiertamente el inexistente valor de la moneda nacional, sino que además dilapida el poco dinero de la República.
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