Los valores intrínsecos de este sector, como el contacto directo con la naturaleza, la ubicación en zonas de baja densidad poblacional o la vuelta a la vida sencilla, han contribuido a que fueran los establecimientos extrahoteleros más visitados este verano.
La pandemia del Covid-19 ha dejado un verano lleno de postales diferentes, incertidumbre y datos sustancialmente peores, comparados con cualquier otro año, en lo que a actividad turística se refiere.
Pero en un escenario muy complejo, el sector del camping ha capeado el temporal mejor que otro tipo de establecimientos. Lo confirman los datos del INE, que indican que casi 3 millones de turistas pernoctaron en el mes de julio en establecimientos extrahoteleros; y lo señala también la propia Federación Española de Empresarios del Camping, que habla de un verano “salvado” en el que destacan que casi un tercio eran nuevos usuarios.
Según estiman desde la FEEC, el 5% de los turistas optaron por esta fórmula vacacional, un incremento sobre otros años, pero muy lejos aún de países como Francia, donde el 25% de los viajeros optan por un camping.
En agosto, los campings han sido los establecimientos extrahoteleros más visitados, superando el millón y medio de viajeros, con más de 550.000 en Cataluña según el último informe del INE.
No es casualidad que la matriculación de caravanas haya aumentado más de un 25% en Europa entre los meses de mayo y julio, ni que los usuarios de los campings hayan crecido más de un 20% en este periodo como alternativa más 'familiar' en la pandemia de coronavirus.
Esta ha sido, sin duda, una temporada de vacaciones domésticas, como confirma Pitchup.com, líder europeo en reservas de alojamientos al aire libre: el 95% de las reservas en España, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Holanda durante los últimos 12 meses las hicieron usuarios domésticos.
Por eso, resulta interesante analizar las tendencias en cada uno de nuestros países vecinos, para conocer qué fórmulas han funcionado con más éxito, intentar acercarnos a las cotas de afluencia doméstica de nuestros vecinos y, por supuesto, para adaptar la oferta en España una vez que el flujo de turistas internacionales se restablezca.
Por eso, resulta interesante analizar las tendencias en cada uno de nuestros países vecinos, para conocer qué fórmulas han funcionado con más éxito, intentar acercarnos a las cotas de afluencia doméstica de nuestros vecinos y, por supuesto, para adaptar la oferta en España una vez que el flujo de turistas internacionales se restablezca.
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