En su incesante plan de caza de las divisas perdidas, el gobierno venezolano, con Nicolás Maduro a la cabeza, vuelve a insistir en la vía del turismo. Con ello en la cabeza, el propio mandatario nacional inició la semana anunciando que destinos como Margarita y La Tortuga, así como Los Roques y en algunas de las playas del estado de Falcón, todos los pagos por servicios turísticos se harán "en moneda internacional" e, incluso, con criptoactivos.
"La política se aplicará a todos los servicios que se brindan, desde el pago de pasajes aéreos, hoteles, yates, comida y regalos", dijo Maduro durante la clausura de la recién culminada Feria Internacional de Turismo (Fitven), adelantando una rueda de negocios para lanzar proyectos de desarrollo en estas regiones. "Todas estas zonas van a ser zonas de turismo internacional, van a ser zonas económicas especiales donde va a circular la moneda Petro", la unidad de referencia gubernamental.
El nuevo gesto oficial claramente muestra las fauces de la necesidad de un combustible para intentar inyectar moneda dura a sus arcas. Pero en lo que no repara -o al menos deja exprofeso- es el carácter discriminatorio de la medida para los venezolanos. Atrás quedaron los tiempos del "turismo social" en medio de la imposibilidad del ciudadano de a pie, con un salario mínimo inferior a los 6 dólares, a acceder a moneda extranjera. Y recuerda a todas luces el modelo cubano, donde solo los ciudadanos extranjeros y los cubanos con moneda extranjera y el permiso del estado pueden disfrutar del turismo.
Verdes 'navegaos' La búsqueda de divisas a través del turismo no es una novedad desde la caída de los precios y la producción petrolera. Ya en abril de 2016, el gobierno autorizó a los hoteles de la red estatal Venetur, y a otros privados, al pago de sus servicios en dólares. Así, una habitación en un hotel cinco estrellas en el Este de Caracas supera los 650.000 bolívares por noche. Al cambio en la tasa en negro, puede llegar a 20 o 25 dólares, un poco menos si se habla de euros; pero piden el pago con tarjeta extranjera o a por transferencia a una cuenta extranjera.
Otro caso es el de las "dobles economías" expresada en varios de los servicios turísticos oficiales. Uno de los casos más emblemáticos lo representan los sistemas teleféricos Warairarepano en Caracas y Mukumbarí en Mérida. En el caso de los funiculares caraqueños, la tarifa de las entradas es de Bs 3 mil para adultos, Bs 1.500 para niños y Bs 1.460 para adultos mayores (a partir de los 60 años), pero para un extranjero el precio para subir es de 15 dólares. Entretanto, en el sistema merideño, los venezolanos pagan 8.000 bolívares (casi dos dólares en tasa paralela). En cambio, un extranjero debe pagar 42 euros.
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